El Cura Gaucho, como se lo mencionaba a Brochero, vivió entre 1840 y 1914, y movilizaba a miles de hombres y mujeres —campesinos, delincuentes, olvidados— a través de caminos inhóspitos.
El sacerdote murió sordo, ciego y enfermo de lepra por compartir el mate junto a pacientes con esa enfermedad.
Karcher mencionó que el Cura Brochero será el "primer Santo todo argentino", aludiendo así a la figura de otro santo, San Héctor Valdivielso Sáez, que tras nacer en 1910 en Buenos Aires volvió a España cuatro años después.
Este fue reconocido como uno de los ocho católicos mártires que fueron ejecutados en la llamada Revolución de Turón (Mieres), ocurrida el 9 de octubre de 1934 en Asturias, previo a estallar la Guerra Civil Española.
La canonización del Cura Brochero aprobado por el Papa Francisco tuvo lugar tras confirmarse por médicos del Vaticano el segundo milagro atribuido a su obra, ratificándolo como el primer santo nacido y fallecido en Argentina.
Este milagro, atribuido al cura nacido en Santa Rosa de Calamuchita (Córdoba) es la rápida recuperación, sin explicación médica, de la niña sanjuanina Camila Brusotti, que sufrió un infarto masivo en el hemisferio cerebral derecho tras una golpiza brutal dada por su madre y su padrastro.
El primer fenómeno comprobado fue también la recuperación ocurrida a Nicolás Flores, que con once meses sufrió un accidente automovilístico que le provocó cuatro paros cardio-respiratorios y hasta perdió masa encefálica.
Allí la ciencia tampoco pudo explicar cómo es que Nicolás Flores luego de recuperarse de un cuadro de vida "vegetativa" logra hoy caminar y hablar, ya que no cuenta con funciones cerebrales en su hemisferio izquierdo.
Previo a la designación como santo de la Iglesia Católica, también se tuvieron que seguir pasos más sencillos como fueron distintas resoluciones teológicas y la consideración de obispos y cardenales en el Vaticano.
El otrora cardenal Jorge Bergoglio calificó oportunamente a Brochero como "un cura con olor a ovejas", nominándolo como ejemplo sacerdotal por su estilo pastoral.
Brochero nació en 16 de marzo de 1840 y falleció el 26 de enero de 1914 en la localidad que actualmente lleva su nombre, ubicada en el valle cordobés de Traslasierra, sitio que históricamente recibió los nombres de Quisquisacate, Torolto y Villa del Tránsito, hasta su actual denominación.
En estas tierras cordobesas el nuevo santo argentino evangelizó a sus pobladores e hizo propias las necesidades de los más pobres y excluidos: fue beatificado el 14 de setiembre ante una multitud reunida justamente en la localidad de Cura Brochero, por decisión de Benedicto XVI, hoy Papa Emérito.
El sacerdote mediterráneo tuvo un fuerte protagonismo social al realizar gestiones ante las autoridades que hicieron posible la apertura de caminos, acequias, diques, una estafeta postal y hasta la extensión del telégrafo.
Al inicio de su ministerio, el cura Brochero asistió a los enfermos de la epidemia de cólera que azotó en 1867 a la ciudad de Córdoba.
En 1869 dejó la capital provincial para hacerse cargo del curato de San Alberto, actualmente conocido como valle de Traslasierra, instalado en la localidad de Villa del Tránsito.
Según relata la agencia católica Aica, el cura gaucho asumió como suyas las necesidades de la gente. Con sus manos y la colaboración de los feligreses, construyó iglesias y capillas, levantó escuelas y abrió los caminos entre las montañas.
Francisco instó a usar las redes para "acariciar" y "no herir" al otro
El Papa Francisco dijo ayer que "las redes sociales son capaces de favorecer las relaciones y de promover el bien de la sociedad, pero también pueden conducir a una ulterior polarización y división entre las personas y los grupos".
El Papa aseguró que "el entorno digital es una plaza, un lugar de encuentro, donde se puede acariciar o herir, tener una provechosa discusión o un linchamiento moral" y, en el marco del Jubileo de la Misericordia, pidió que "el Año Jubilar vivido en la misericordia nos haga más abiertos al diálogo para conocernos y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación".
En otro orden, el Pontífice hizo ayer una cerrada defensa de la indisolubilidad del matrimonio católico y condenó con firmeza todas las formas de unión civil, en un discurso pronunciado para despejar toda "confusión" sobre las uniones, inclusive aquellas homosexuales.
Antes los miembros del Tribunal de la Rota Romana, el Papa quiso poner los puntos sobre los íes sobre el tema y advirtió que "no puede haber ninguna confusión entre la familia deseada por Dios y cualquier otro tipo de unión".
Francisco respondió a las preocupaciones de los sectores conservadores, contrarios a toda apertura sobre la familia, y se presentó también como un estricto guardián del dogma ante los medios de prensa, que lo suelen retratar como un progresista.
La transformación que vive la familia moderna, con numerosos creyentes que deciden convivir o casarse por lo civil y la batalla por la legalización de las uniones homosexuales, fueron temas abordados a pedido del papa por la jerarquía de la Iglesia mundial durante dos sínodos de obispos celebrados en 2014 y 2015 en el Vaticano.
Tras los debates, Francisco deberá divulgar este año, probablemente en marzo, la llamada "exhortación apostólica" sobre la familia con la posición oficial de la iglesia, enfrentada a una guerra interna entre los inflexibles conservadores y los progresistas, más abiertos al divorcio y a la homosexualidad.
La familia católica, insistió el papa ante la Rota, se basa en el "matrimonio indisoluble, unido para procrear", dijo.
La familia forma parte del "sueño de Dios para salvar a la humanidad", añadió.
El pontífice argentino reiteró que la iglesia debe de todos modos mantener "una mirada de compasión" ante aquellos que "viven en un estado objetivo de error", porque "siguen siendo objeto del amor misericordioso de Cristo y por lo tanto de la Iglesia", dijo.
"Con un renovado sentido de la responsabilidad, la Iglesia, sigue proponiendo el matrimonio, con sus elementos esenciales: la procreación, la unidad, la indisolubilidad, el carácter sacramental", dijo.
Un modelo que "no debe ser el ideal de unos pocos sino una realidad, a pesar de los modernos modelos centrados en lo efímero y lo transitorio", explicó.
"También los correos electrónicos, los mensajes de texto, las redes sociales, los foros pueden ser formas de comunicación plenamente humanas. No es la tecnología la que determina si la comunicación es auténtica o no, sino el corazón del hombre y su capacidad para usar bien los medios a su disposición", aseguró el pontífice argentino en su discurso para la 50 Jornada de la Comunicación Social del próximo 8 de mayo dado a conocer ayer.
"Las redes sociales son capaces de favorecer las relaciones y de promover el bien de la sociedad, pero también pueden conducir a una ulterior polarización y división entre las personas y los grupos", advirtió el obispo de Roma.
"También en red se construye una verdadera ciudadanía. El acceso a las redes digitales lleva consigo una responsabilidad por el otro, que no vemos pero que es real, tiene una dignidad que debe ser respetada. La red puede ser bien utilizada para hacer crecer una sociedad sana y abierta a la puesta en común", enfatizó Francisco.
De todos modos, aseguró que "el entorno digital es una plaza, un lugar de encuentro, donde se puede acariciar o herir, tener una provechosa discusión o un linchamiento moral" y, en el marco del Jubileo de la Misericordia, pidió que "el Año Jubilar vivido en la misericordia nos haga más abiertos al diálogo para conocernos y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación".
En el mensaje divulgado hoy para la Jornada que lleva como lema "Comunicación y misericordia: un encuentro fecundo", el papa argentino afirmó además que "es deseable que también el lenguaje de la política y de la diplomacia se deje inspirar por la misericordia, que nunca da nada por perdido".
"Hago un llamamiento sobre todo a cuantos tienen responsabilidades institucionales, políticas y de formar la opinión pública, a que estén siempre atentos al modo de expresase cuando se refieren a quien piensa o actúa de forma distinta, o a quienes han cometido errores", exclamó.
También sostuvo que "es fácil ceder a la tentación de aprovechar estas situaciones y alimentar de ese modo las llamas de la desconfianza, del miedo, del odio", pero aseguró que se necesita "valentía para orientar a las personas hacia procesos de reconciliación".
"Y es precisamente esa audacia positiva y creativa la que ofrece verdaderas soluciones a antiguos conflictos así como la oportunidad de realizar una paz duradera", sostuvo.