En declaraciones a la televisión regional valenciana A Punt, la vicepresidenta del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Valencia, Esther Puchades, atribuyó la voracidad a un revestimiento de poliuretano en la fachada, material muy inflamable.
La perito detalló que el inmueble se construyó en 2005 y en aquel entonces este material “no tenía la fama” con la que cuenta en la actualidad después de varios incendios ocurridos por su presencia en los últimos años.
En ese mismo sentido, el catedrático Antonio Hospitaler afirmó que si la fachada hubiese estado construida con ladrillo y no con un material combustible, “no se hubiera propagado”.
Aluminio alucobond
“Fachadas revestidas de un innovador material”, decía el aviso de la empresa Fbex que en 2008 promocionaba los departamentos que fueron pura combustión.
El aviso que promocionaba los departamentos aclaraba: “Fachadas revestidas de un innovador material de aluminio tipo alucobond”.
El alucobond es un revestimiento de aleación de placas de aluminio, una de las cuales va laqueada y que, entre las placas, lleva un material sintético que puede ser inflamable.
“Los panelados de alucobond no es un poliuretano exactamente. Lleva polietileno, que es un material combustible, pero puede tener algún tratamiento que le dé características ignífugas”, aclaró Oscar Herrera, de la Oficina Técnica de Ingeniería Forense.
Fabricantes de poliuretano
La cámara de fabricantes de poliuretano, por su parte, denunció que no hay pruebas de que la fachada del edificio incendiado fuese de este material.
La Asociación de la Industria del Poliuretano Rígido (Ipur) afirmó que “no hay evidencias” de que tuviera poliuretano y precisó que este material no está presente “ni como relleno del revestimiento exterior, ni como material aislante en la cámara de aire”.
Esto se ha confirmado, según Ipur, por la administradora de la finca siniestrada y el libro del edificio.
Además, apuntó que el revestimiento exterior está formado por un panel “composite” formado por dos láminas de aluminio y un material de relleno para dar rigidez.
“Tampoco en este caso se trata de poliuretano”, advirtió. “La Asociación de la Industria del Poliuretano Rígido se encuentra a disposición de las autoridades para acreditar pericialmente la no presencia de poliuretano en la fachada ventilada de este edificio”, ha añadido.
Efecto chimenea
Pero hay otro motivo que ya los expertos señalan como causa: el efecto chimenea.
“La fachada ventilada que se ponía en la época en que se construyó el edificio incendiado en Valencia ha hecho ‘efecto chimenea’ y ha ayudado a propagar el fuego”, explicó el presidente del Colegio Oficial de Arquitectos de Valencia (Coav), Luis Sendra, a los medios en el lugar.
Esto ya ocurrió de modo similar con el famoso incendio de la torre que consumió el edificio de apartamentos Torre Grenfell, en el oeste de Londres, en junio de 2017 y donde fallecieron 72 personas.
El edificio valenciano empezó a construirse en el año 2005. “Es un edificio aparentemente bien hecho”, añadió Sendra.
Sin embargo, para la época, en España no había restricciones en los productos que se ponían en las fachadas, muebles o terrazas, dijo. No fue hasta 2011 cuando entró en vigor una normativa para regular materiales anti-incendios.
na de las cosas que se hizo en el edificio fue poner una fachada ventilada, es decir, “una cámara entre la fachada [del edificio] y el revestimiento para mejorar las condiciones térmicas de frío/calor”, explicó Sendra.
“Por ahí subieron las llamas haciendo efecto chimenea”.
La estructura de una fachada ventilada consiste en la construcción de una doble fachada. Es decir, después de la capa interior del edificio, se pone una fachada aislante y otra exterior no estanca, de modo que hay una pequeña distancia entre ambas. Esto crea una leve cámara de aire en toda la pared del edificio.
Esta pequeña cámara de aire constituye una especie de chimenea que sube por todo el edificio.
Este tipo de fachada es eficiente en verano para reducir la entrada de calor, algo muy conveniente en esa época, ya que logra que haya una menor absorción del calor, pero es también una condición que ayuda a la propagación del fuego.
Y es así que se produce lo que se conoce como el efecto chimenea.
Todo tiene que ver con la densidad del aire según su temperatura.
El aire caliente es menos denso que el aire frío. Esto hace que el aire caliente tienda a elevarse y el frío a bajar.
Por ejemplo, si tratas de calentar una habitación de techos altos poniendo un calefactor, lo primero que pasará será que el aire caliente subirá hasta el techo y a nivel del suelo el aire se mantendrá frío.
Con el efecto chimenea pasa igual.
En este caso, ocurre en el espacio que hay entre la fachada y el revestimiento no sellado, así como en conductos de humos y otros canales en los que pueda haber flotabilidad del aire.
Es decir, en aquellos sitios no sellados donde se junten aire caliente, proveniente del fuego, y aire del exterior, con una temperatura y densidad menor.
Cuanto más grande es la diferencia de temperatura, mayor es el efecto. Lo que suele ser un impulsor natural de la ventilación también lo es de los incendios, arrastrando las llamas hacia arriba del edificio si no hay barreras anti fuego en el camino.
También contribuye a la expansión la altura de la “chimenea” donde ocurre el intercambio de aires. El edificio tiene 14 plantas. A más altura de este conducto y más temperatura del aire y gases en su interior, más presión habrá y más rapidez para expandirse.