Al menos 17 personas murieron ayer, entre ellas dos niños, y otras 64 sufrieron
heridas, 8 de gravedad, al atropellar un tren a un ómnibus de dos pisos que cruzó un paso a nivel
con barreras bajas, próximo al cruce de la autovía 2 y la ruta 63, en el partido bonaerense de
Dolores.
Por su parte, los dos choferes del colectivo fueron
"detenidos e incomunicados", mientras que los dos conductores de la formación ferroviaria fueron
sólo demorados y puestos en libertad tras brindar sendos testimonios a la Justicia.
Al tratarse de una de las peores tragedias viales
registradas en la provincia de Buenos Aires, el gobernador Daniel Scioli y su ministro de Salud,
Claudio Zin, arribaron a Dolores junto un equipo de asesores, para supervisar el operativo de
emergencia dispuesto por el siniestro, que incluyó helicópteros y aviones para trasladar
heridos.
Voceros policiales señalaron que el accidente ocurrió a las
2.30 en un paso a nivel situado a unos 2 kilómetros del cruce de la autovía 2 y la ruta 63, donde
el tren 335 de la compañía Ferrobaires atropelló al interno 58, en el que viajaban 61 pasajeros y
dos choferes, que quedó partido en dos, destruido totalmente en su parte trasera.
En riesgo severo. Como consecuencia del impacto, fallecieron en el acto 17
personas, mientras que otra perdió la vida en el Hospital Municipal San Roque, de Dolores, donde
permanecían anoche tres víctimas con "riesgo severo" de morir, según reveló Roberto Capiel,
director de Salud del partido y jefe del centro asistencial de Dolores.
El profesional, además, sostuvo que una niña de unos dos
años perdió la vida en el siniestro, mientras que Máximo Camarena, inspector de Bromatología de la
Municipalidad, dijo que "un niño de unos 5 años" también falleció a raíz del accidente.
Camarena, quien aseguró que estuvo "socorriendo a los
accidentados" en el lugar del hecho, precisó que un joven de unos 20 años falleció al ser
"aplastado" por "una de las partes del ómnibus", cuando aguardaba en una motocicleta frente a una
de las "barreras bajas", tras haber "finalizado su turno laboral" en un local con parrilla de la
zona.
Además, remarcó que testigos del accidente le transmitieron
que "el colectivo estaba repleto" cuando embistió al ómnibus y destacó que, "poco antes" del hecho,
"unos pasajeros discutieron con uno de los choferes" a raíz de la "alta velocidad" a la que
conducía el vehículo.
Poco después del accidente, Adrián Bonelli, gerente general
de El Rápido Argentino, dijo a varios medios de comunicación que en, "el interno 58, viajaban 61
pasajeros y 2 choferes" y sostuvo que la unidad había partido desde Mar de Ajó a las 22.50 con
destino final fijado en San Miguel, ambos distritos situados en la provincia de Buenos Aires.
Bonelli, además, admitió ayer que "es probable" que el
chofer del ómnibus haya cruzado con las barreras bajas y remarcó que "familiares y amigos" de las
víctimas viajaron a Dolores "en dos unidades" que la compañía puso "a su disposición", tras
comunicarse a la línea gratuita 0800-333-1970.
Poco después del siniestro, en ambulancias, helicópteros y
aviones fueron trasladados y distribuidos en el hospital de Dolores, el centro asistencial San
Martín, de La Plata; y el centro médico Interzonal, de Mar del Plata.
En tanto, Scioli sostuvo que el siniestro se produjo por
"una imprudencia inconcebible" y expresó que el accidente provocó un "duelo provincial y nacional",
para decir después que "todo el gobierno" central también estuvo "muy cerca" de la tragedia vial,
con el fin de colaborar en el operativo de emergencia.
Zin indicó que los tests del alcoholemia practicados
a los dos choferes del ómnibus dieron "negativo", ya que no tenían en sangre una cantidad superior
a la permitida.
El tránsito en el lugar fue normalizado a las 13.30, tras
realizar tareas de remoción de los hierros retorcidos y el escenario de la tragedia era desolador,
con pedazos de chapa diseminados por el piso, junto a ropa, una mamadera y un paquete de pañales,
entre otros elementos.
Desesperación. Por otra parte, en el hospital donde fueron internados los
heridos, hubo momentos de tensión, cuando algunos heridos intentaron atacar a los conductores,
quienes también eran atendidos en ese centro médico.
Hubo momentos de desesperación al empezar a sonar los
teléfonos celulares en el lugar del accidente. En algunos casos, los pasajeros heridos, a falta de
señal para realizar llamados a sus familiares, enviaron mensajes de texto.
"Mi mamá sólo podía mandar SMS. Se comunicó conmigo por esa vía apenas pudo.
Estaba muy shockeada, asustada, tenía un bebé muerto sobre ella", relató Andrea Piris, hija de una
de las sobrevivientes. (Télam y DyN)