En estos 33 años de trayectoria trabajando en el área de ambiente, una lección valiosa que aprendimos desde la FNGA consiste en que, para llevar adelante la revolución verde, se necesitan recursos, y en el mercado de capitales la causa ecologista encontró una poderosa fuente de financiación que encarnará el eje sobre el cual se cimentará la economía del futuro en clave sostenible.
En este contexto, entran en juego los denominados bonos verdes, entre otras herramientas. Un bono verde es un instrumento financiero que fusiona el afán de lucro con la pretensión altruista de luchar contra la crisis ambiental contemporánea, vía proyectos de inversión tan amigables con el planeta como rentables para sus beneficiarios.
Desde la Fundación creemos posible este cambio de paradigma que alinea responsabilidad social con rendimientos económicos en el campo de las finanzas. Es por ello que en 2019 estrechamos vínculos con Planet Tracker, un think tank financiero sin fines de lucro que desde 2018 aboga por transformar los mercados de capital acorde a las necesidades ecosistémicas. Asimismo, llevamos a cabo investigaciones varias que nos permitieron identificar y priorizar puntos críticos ambientales dentro de los mercados financieros.
Análogamente, en el año 2022 presentamos el Área de Finanzas Verdes, a cargo del Dr. José Fernández Alonso. Desde la misma se organizaron diversos seminarios y grupos de trabajo de la mano de expertos, con el objeto de concientizar acerca de esta poderosa herramienta de inversión. Una educación financiera con perspectiva ambiental permite repensar el rol que hoy ejercen los banqueros y los accionistas en la lucha contra el cambio climático.
Ese mismo año, durante la Semana del Clima en Nueva York, la FNGA, coordinó diferentes encuentros con empresarios, funcionarios y académicos a fin de potenciar la colaboración de actores nacionales, subnacionales y privados en materia de finanzas verdes. Las magnitudes que ha alcanzado la crisis climática en las últimas décadas llevan a que sea imposible contrarrestar sus efectos adversos con meras acciones aisladas. Para lograr la transición a una economía circular resulta imprescindible la colaboración intersectorial de los grandes jugadores políticos y económicos de nuestro tiempo.
Los discursos de los tomadores de decisiones en los ámbitos claves de discusión, como lo son las Conferencias de las Partes de la Organización de Naciones Unidas (COP), denotan interés y preocupación por el ambiente y el cambio climático, pero en la práctica las propuestas no son ejecutadas por falta de decisión política y/o, principalmente, por falta de financiamiento.
En este orden de ideas, cabe mencionar al artículo 6 del Acuerdo de París, el cual promueve la participación de los Estados firmantes en un mercado de transferencia internacional de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, en pos de cumplir con el ambicioso objetivo del Acuerdo de limitar la temperatura global en 1,5°C. Las cláusulas de esta índole son necesarias pero no suficientes para lograr los objetivos que se proponen. Es por ello que la Fundación trabaja activamente por fomentar una participación proactiva de esta nueva comunidad que tendrá el desafío de encontrar nuevas fuentes de financiamiento para luchar contra el cambio climático y lograr inversiones y empleos verdes.
Nuevo Nodo Agroalimentario de la Alianza para la Acción Climática Argentina buscará posicionar al sector como protagonista de la acción climática
Bajo la coordinación de CREA y Fundación Vida Silvestre Argentina, ambos signatarios e impulsores de la Alianza, el grupo de trabajo formado durante el último cuatrimestre del año 2022 buscará impulsar aportes para adoptar medidas de adaptación y mitigación frente al cambio climático dentro del sector agroalimentario.
La metodología de trabajo dentro de la alianza se construye a partir de cuatro pilares definidos por las alianzas para la acción climática a nivel global: una voz común, catalizar el apoyo público, el trabajo analítico y la articulación con la NDC, nodos colaborativos y escalamiento. Así, dentro de AACA, los nodos de trabajo desarrollaron propuestas y acciones en sectores clave.
El nodo Agroalimentario, recientemente conformado, está integrado por Aapresid, CREA, Fundación Nueva Generación Argentina (FNGA) y Fundación Vida Silvestre Argentina. El mismo buscará posicionar al sector agroalimentario como referente protagonista de la acción climática argentina y la AACA.
Dentro de los objetivos específicos se han propuesto identificar casos de éxito que puedan dar testimonio (vídeos, redes y mensajes clave) de cómo es producir con conciencia climática; impulsar propuestas técnicas para adoptar medidas de adaptación y mitigación frente al cambio climático para el sector agroalimentario argentino; ser referentes del movimiento global de las alianzas en los temas del sector agroalimentario; potenciar al máximo con reuniones específicas de advocacy y difusión los hallazgos de las consultorías/investigaciones; y crecer en territorialidad como alianza teniendo en cuenta la penetración en el interior del país de la producción de alimentos. Finalmente, buscará sumar nuevos signatarios de la AACA, actores del sector de alimentos y agro, que quieran ser líderes en acción climática.
Durante el primer trimestre del año 2023, se plantea trabajar en analizar y dar devoluciones a las propuestas sobre AFOLU que contempla el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático, elaborar capacitaciones internas hacia signatarios de la Alianza sobre la temática que le compete al Nodo y realizar un relevamiento de potenciales nuevos signatarios, con el objetivo de seguir sumando adeptos a la acción climática.
Teniendo en cuenta la AACA busca reconocer, catalizar y multiplicar la voluntad de sus integrantes, movilizando, integrando y escalando esfuerzos y acciones locales, para contribuir activamente a la meta del Acuerdo de París (2015) de mantener el aumento promedio de la temperatura debajo de 1.5°C y asegurar la adaptación de nuestras sociedades, la creación de un nodo específico para el sector agroalimentario resulta fundamental en pos de impulsar buenas prácticas que logren disminuir las emisiones e impulsar un desarrollo sustentable.
Recursos para el ambiente
En estos 33 años de trayectoria trabajando en el área de ambiente, una lección valiosa que aprendimos desde la FNGA consiste en que, para llevar adelante la revolución verde, se necesitan recursos, y en el mercado de capitales la causa ecologista encontró una poderosa fuente de financiación que encarnará el eje sobre el cual se cimentará la economía del futuro en clave sostenible.
En este contexto, entran en juego los denominados bonos verdes, entre otras herramientas. Un bono verde es un instrumento financiero que fusiona el afán de lucro con la pretensión altruista de luchar contra la crisis ambiental contemporánea, vía proyectos de inversión tan amigables con el planeta como rentables para sus beneficiarios.
Desde la Fundación creemos posible este cambio de paradigma que alinea responsabilidad social con rendimientos económicos en el campo de las finanzas. Es por ello que en 2019 estrechamos vínculos con Planet Tracker, un think tank financiero sin fines de lucro que desde 2018 aboga por transformar los mercados de capital acorde a las necesidades ecosistémicas. Asimismo, llevamos a cabo investigaciones varias que nos permitieron identificar y priorizar puntos críticos ambientales dentro de los mercados financieros.
Análogamente, en el año 2022 presentamos el Área de Finanzas Verdes, a cargo del Dr. José Fernández Alonso. Desde la misma se organizaron diversos seminarios y grupos de trabajo de la mano de expertos, con el objeto de concientizar acerca de esta poderosa herramienta de inversión. Una educación financiera con perspectiva ambiental permite repensar el rol que hoy ejercen los banqueros y los accionistas en la lucha contra el cambio climático.
Ese mismo año, durante la Semana del Clima en Nueva York, la FNGA, coordinó diferentes encuentros con empresarios, funcionarios y académicos a fin de potenciar la colaboración de actores nacionales, subnacionales y privados en materia de finanzas verdes. Las magnitudes que ha alcanzado la crisis climática en las últimas décadas llevan a que sea imposible contrarrestar sus efectos adversos con meras acciones aisladas. Para lograr la transición a una economía circular resulta imprescindible la colaboración intersectorial de los grandes jugadores políticos y económicos de nuestro tiempo.
Los discursos de los tomadores de decisiones en los ámbitos claves de discusión, como lo son las Conferencias de las Partes de la Organización de Naciones Unidas (COP), denotan interés y preocupación por el ambiente y el cambio climático, pero en la práctica las propuestas no son ejecutadas por falta de decisión política y/o, principalmente, por falta de financiamiento.
En este orden de ideas, cabe mencionar al artículo 6 del Acuerdo de París, el cual promueve la participación de los Estados firmantes en un mercado de transferencia internacional de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, en pos de cumplir con el ambicioso objetivo del Acuerdo de limitar la temperatura global en 1,5°C. Las cláusulas de esta índole son necesarias pero no suficientes para lograr los objetivos que se proponen. Es por ello que la Fundación trabaja activamente por fomentar una participación proactiva de esta nueva comunidad que tendrá el desafío de encontrar nuevas fuentes de financiamiento para luchar contra el cambio climático y lograr inversiones y empleos verdes.