En los últimos años, el sector energético argentino ha experimentado una transformación significativa, marcada por una creciente consolidación de la producción de petróleo y gas. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) reveló en su último informe que 2025 podría ser el año en el que la Argentina registre la producción de petróleo más alta del siglo, un hito que no se alcanzaba desde 1998. Esto está estrechamente vinculado al crecimiento sostenido en la cuenca neuquina, y particularmente en la formación de Vaca Muerta, donde los recursos no convencionales continúan ganando protagonismo en el sector.
El crecimiento de la producción de petróleo y gas en Argentina no es una mera proyección; los datos actuales muestran un incremento del 4% en la producción de gas y un impresionante 11% en la producción de petróleo durante el primer semestre de 2025, comparado con el mismo período del año anterior. Este repunte ha sido posible gracias a la continua expansión de las inversiones y los desarrollos en la infraestructura energética, con una mayor participación de la tecnología y los conocimientos aplicados al sector.
Un dato clave que revela el informe es el crecimiento de la producción no convencional, especialmente en el caso del petróleo. En lo que va de 2025, el 60% del petróleo extraído en Argentina ha sido no convencional, un avance significativo si se compara con el 25% en 2020 y el menos del 5% en 2015. Este cambio se debe no solo al desarrollo de Vaca Muerta, sino también al declive de las cuencas convencionales, como la Cuenca Golfo San Jorge, que históricamente había sido una de las principales fuentes de producción del país.
En cuanto a la infraestructura, el informe destaca varias inversiones clave que están habilitando este crecimiento y consolidando a la Argentina como un exportador neto de energía. La nueva etapa del Gasoducto Perito Moreno, así como la reversión del Gasoducto Norte, permitirán un abastecimiento más eficiente de gas a provincias claves como Córdoba, Tucumán, La Rioja y Salta, entre otras. Además, estas obras también abren oportunidades para la exportación de gas hacia Bolivia y Brasil, dos países que enfrentan declives en sus producciones gasíferas y que se presentan como mercados estratégicos para Argentina en los próximos años.
Por otro lado, el avance del Oleoducto Vaca Muerta Sur (VMOS) será clave para potenciar la exportación de petróleo hacia mercados internacionales, aprovechando la capacidad de transporte por el Mar Argentino. En este sentido, el informe destaca que, debido a estos desarrollos, la balanza energética de Argentina alcanzó su mayor superávit en 35 años.
Otro aspecto relevante del informe es el comportamiento de las exportaciones e importaciones energéticas. En la primera mitad de 2025, las exportaciones de energía aumentaron un 11% respecto al mismo período del año anterior, mientras que las importaciones de energía cayeron un 23%, destacándose particularmente una caída del 46% en las importaciones de gas. Este desempeño exportador ha hecho que el complejo petrolero-petroquímico se consolide como el segundo complejo exportador de Argentina desde el año pasado, representando más del 13% de las exportaciones totales del país, un salto considerable respecto al 6% en 2020 y el 3,7% en 2015.
En paralelo, las importaciones de energía han venido cayendo progresivamente. En 2022, la energía representaba casi el 16% de las importaciones totales de Argentina, mientras que hoy esa proporción ha bajado a menos del 5%, el nivel más bajo en los últimos 21 años.
Finalmente, las inversiones en infraestructura energética y el crecimiento sostenido de la producción en Vaca Muerta son los pilares que permitirán a Argentina seguir avanzando en su objetivo de convertirse en un jugador clave en el mercado energético internacional. Con nuevas inversiones que superan los 20.000 millones de dólares, el sector de la energía se perfila como uno de los principales motores de crecimiento económico para el país.