Un hombre que intentó asesinar a Donald Trump en un campo de golf de Florida el año pasado fue encontrado culpable por un jurado, y después de escuchar el veredicto intentó quitarse la vida clavándose una lapicera en el cuello, pero fue controlado por los guardias de seguridad presentes en el tribunal.
Después de dos horas de deliberación, el jurado de cinco hombres y siete mujeres encontró a Ryan Routh culpable de todos los cargos que enfrentaba: intentar asesinar a un candidato presidencial, poseer un arma de fuego para promover un delito de violencia, agredir a un oficial federal, poseer un arma de fuego y municiones como delincuente convicto y poseer un arma de fuego con un número de serie borrado.
Los miembros del jurado salían de la sala del tribunal después de que se anunció el veredicto cuando Routh agarró una lapicera de un escritorio y trató de apuñalarse en el cuello. Los oficiales lo rodearon rápidamente y lo sacaron del tribunal, mientras la hija de Routh, Sara, gritaba: “Papá, te amo, no hagas nada, voy a sacarte. Él no lastimó a nadie”.
La jueza anunció que Routh, quien podría enfrentar una condena a cadena perpetua, será sentenciado el 18 de diciembre.
Los fiscales dijeron que Routh pasó semanas conspirando para matar a Trump antes de apuntar con un rifle a través de los arbustos mientras el republicano jugaba al golf el 15 de septiembre de 2024 en su club de campo de West Palm Beach.
Routh le dijo al jurado en su argumento final que no tenía la intención de matar a nadie ese día. “Es difícil para mí creer que ocurrió un crimen si nunca se apretó el gatillo”, dijo, y señaló que podía ver a Trump mientras se dirigía hacia el sexto hoyo en el campo de golf, además de asegurar que también podría haber disparado a un agente del Servicio Secreto que lo confrontó si hubiera tenido la intención de dañar a alguien.
Routh, de 59 años, ejerció su derecho constitucional a no testificar en su propia defensa.
Nueve semanas antes del intento de asesinato, Trump había sobrevivido a un atentado en un acto de campaña en Butler, Pensilvania. El atacante efectuó ocho tiros, y una bala rozó la oreja de Trump. El agresor murió tras recibir un disparo de un francotirador del Servicio Secreto.