El Cairo. — Médicos egipcios luchaban anoche por salvar la vida del ex presidente Hosni Mubarak, según informaron medios independientes del país citando a los galenos, en medio de informaciones contradictorias sobre su salud. El ex mandatario, que fue derrocado el año pasado en una revolución popular, fue declarado anoche clínicamente muerto a su llegada al hospital militar del barrio de Maadi, según afirmó la agencia de noticias estatal MENA. Otras fuentes señalaron, sin embargo, que se encontraba "inconsciente" o "en coma". Según la agencia oficial, los médicos no consiguieron resucitarlo después de que su corazón dejara de latir. Tras sufrir un accidente cardiovascular en la cárcel de Tora, donde cumple cadena perpetua, Mubarak, de 84 años, fue trasladado en una ambulancia y entre grandes medidas de seguridad al hospital militar, donde ingresó en la unidad de cuidados intensivos.
La confusión sobre el estado del ex presidente reinaba anoche. Mientras que la agencia oficial lo declaraba "clínicamente muerto", su abogado, Farid al Dib, aseguraba a la televisión egipcia Al Hayat que Mubarak no había fallecido y que la reanimación lo mantenía con vida. Fuentes militares aseguraron que se encontraba "completamente inconsciente" y que estaba utilizando "respiración artificial", pero señalaron que era "aún muy pronto para asegurar que está clínicamente muerto". Otras fuentes dijeron que el "rais" se encontraba en coma. La muerte clínica significa que se detienen el corazón, la circulación y la respiración. Si la persona es revivida en pocos minutos, por ejemplo con equipamiento médico, se puede revertir la situación.
Trombosis. Según señalaron varias fuentes médicas de la prisión a la prensa egipcia, Mubarak sufrió a última hora de la tarde de ayer una trombosis cerebral, lo que le produjo un paro cardíaco. Los médicos tuvieron que utilizar entonces un desfibrilador para resucitarlo, algo que en un principio se informó de que se había logrado con éxito. Los galenos, sin embargo, trataron durante dos horas de eliminar un coágulo cerebral sin éxito, lo que obligó a su traslado al hospital.
La salud del ex mandatario había empeorado drásticamente desde su ingreso en la cárcel el pasado 2 de junio. Ese día, Mubarak fue condenado a cadena perpetua por su complicidad en el asesinato de manifestantes durante la revolución popular del año pasado. Aunque no se pudo probar que él hubiera ordenado la masacre, el juez consideró que tampoco había hecho nada por evitarlo.
Desde que ingresara en la cárcel, los abogados de Mubarak habían intentado que fuera trasladado de vuelta al lujoso hospital militar en el que había vivido desde que se ordenara su detención en abril del año pasado, momento en el que sufrió una crisis cardíaca. El antiguo "rais" ha padecido varias recaídas, que se han intensificado desde que ingresara finalmente en la cárcel. Se cree que Mubarak también padece de cáncer.
Este suceso amenaza con volverse un nuevo capítulo de agitación política en Egipto a 16 meses del derrocamiento de Mubarak. Los egipcios no saben quién será el nuevo presidente.
Lucha por el poder. El equipo de campaña de Ahmed Shafiq, ex premier de Mubarak, declaró ayer que su candidato ganó la elección el domingo y rechazó las declaraciones de victoria que hizo la Hermandad Musulmana a favor de su candidato Mohamed Morsi. La comisión electoral anunciará los resultados finales mañana y sin importar quién sea el ganador, es probable que el rival rechace los resultados y los considere un fraude. Si Shafiq es declarado ganador en particular, esto podría desatar una respuesta negativa de la Hermandad Musulmana, el grupo político más poderoso del país y que se opone a que el ejército tenga más autoridad sobre el nuevo presidente.