El grupo Reichsbuerger, Ciudadanos del Reich, ha emergido como el principal responsable de la presencia de las banderas del antiguo Imperio Alemán en las manifestaciones negacionistas, como la que el sábado reunió a 38.000 personas en Berlín. Durante la marcha hubo incluso un intento de toma del Reichstag, la sede del Parlamento alemán. Los extremistas se sumaron a los descontentos con las restriciones que impone el Gobierno por la pandemia.
La organización se ha fortalecido durante la pandemia y ampara a asociaciones e individuos muy dispares que no reconocen la legitimidad del Estado alemán. Los adeptos a esta ideología, que se alimenta de las teorías de la conspiración que circulan en Internet, a menudo creen en la reconstrucción de la Alemania imperial o nazi, bajo un Reich alemán basado en las fronteras anteriores a la Segunda Guerra Mundial.
El Reichsbuerger rechaza fundamentalmente al Estado, a sus representantes electos y a todo el sistema legal, según la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, la agencia alemana de inteligencia interior, que ha puesto al movimiento bajo observación.
Algunos defensores del movimiento “incluso se definen completamente como ajenos al sistema legal y por lo tanto existe la preocupación de que puedan estar cometiendo violaciones del sistema legal”, advierte la agencia en su sitio web.
El antisemitismo también es una característica del movimiento. Algunos autoproclamados “ciudadanos del Reich” sostienen, por ejemplo, que la Primera Guerra Mundial fue "planeada por los judíos" o que el Holocausto no ocurrió.
Según la última estimación de la agencia de inteligencia nacional en 2019, el movimiento tiene unos 19.000 miembros, de los cuales alrededor de 950 son considerados de extrema derecha. Muchos “ciudadanos del Reich” fueron vistos entre los cientos de extremistas que irrumpieron en la zona vallada de la escalinata de la sede del Parlamento (Reichstag) en Berlín el sábado, en el marco de una manifestación contra las restricciones por el coronavirus.
Incidente
Un grupo de manifestantes contrarios a las restricciones impuestas por el coronavirus insultó y escupió al ministro de Sanidad alemán, el demócratacristiano Jens Spahn, tras un acto electoral en Bergisch Gladbach, en el oeste de Alemania.
El Gobierno y la Unión Demócrata Cristiana (CDU) han condenado los hechos, así como los del sábado ante el Parlamento en Berlín. “Debatir es democracia, no gritar e insultar”, comentó Spahn a través de Twitter.
Los hechos fueron grabados en video y se puede ver al político acercándose a la gente que le está silbando y gritando. Una portavoz del Ministerio explicó que Spahn intentó dialogar con los manifestantes, pero no fue posible. La portavoz dijo que el ministro fue insultado y recibió un escupitajo.
Según la Policía, unas 50 personas se habían reunido frente al centro comunitario para protestar contra las restricciones dispuestas contra la pandemia.
El portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, ha criticado la hostilidad hacia el ministro y ha apuntado que quienes solo insultan a los políticos e incluso les escupen no quieren ningún diálogo.
Varios ministros criticaron el incidente que condenó enérgicamente la cúpula de la CDU. La presidenta del partido, Annegret Kramp-Karrenbauer, ha afirmado que los insultos homófobos y escupitajos son “inaceptables y no pueden justificarse con nada”.
“Debemos buscar el diálogo con aquellos que están descontentos con nuestra política contra el coronavirus. Porque nosotros como sociedad solo permaneceremos unidos si hablamos los unos con los otros”, ha afirmado Spahn en declaraciones al diario 'Rheinische Post' después de que circulase un video en el que se ve cómo es increpado.
La semana pasada, Spahn fue hostigado durante una acto en Wuppertal, en la misma región. Dos personas bloquearon su coche y fueron denunciadas por coacción.