Israel y Hamas saben que una tregua es inevitable, pero cada uno de ellos aspira a algo que pueda llamar "victoria". Por ahora, Hamas a pedido o accedido a dos planteos de tregua. Uno, el miércoles, tramitado por Rusia, este viernes hubo un segundo intento, ahora de Egipto. Ambos fueron rechazados por Israel, que quiere aprovechar el momento para demoler al máximo posible la infraestructura de Hamas y redimensionar su "victoria" inicial, cuando el lunes y martes sorprendió con la masiva lluvia de cohetes sobre gran parte de Israel.
Según el portal Ynet.news, para Israel, la "victoria" podría ser la eliminación de un alto comandante de Hamas, de rango superior a los que ya eliminó esta semana o la destrucción de suficientes túneles, lanzadores de cohetes y otras infraestructuras como para poder decir que ha "cortado el césped", una frase muy utilizada por los israelíes para describir la supresión temporal de los grupos terroristas antes de la siguiente confrontación.
Altos mandos de Defensa israelíes habrían dicho este viernes que el asalto masivo de la noche anterior a los túneles bajo Gaza significa que Israel está cerca de terminar su operación, apodada Guardián de los Muros.
Para Hamas, el mayor premio sería la captura de soldados israelíes que luego podría intercambiar por palestinos encarcelados. En segundo lugar, sería conseguir unos cuantos impactos más de cohetes de largo alcance sobre ciudades israelíes para mostrar la destreza militar de la organización palestina al enfrentarse a un enemigo mucho más fuerte.
Por supuesto, el asesinato de un jefe de Hamas o la captura de un soldado israelí desencadenaría una gran escalada, que probablemente provocaría la muerte de un gran número de civiles de Gaza.
Pero ninguna de las partes asume que puede utilizar medios militares para asegurar sus objetivos más amplios. Ambas esperan la misma solución final: una tregua informal con mediación internacional como las que pusieron fin a las guerras entre Hamas e Israel en 2009, 2012 y 2014.
Para derrocar a Hamas, Israel tendría que reocupar Gaza, de la que se retiró en 2005, en una operación prolongada y sangrienta que provocaría la condena internacional. Ni siquiera los israelíes más beligerantes sugieren ese camino. Del mismo modo, Hamas no tiene ninguna expectativa de levantar el bloqueo israelí-egipcio impuesto a Gaza cuando tomó el poder por la fuerza en 2007. Hamas es un gobernante de facto desde entonces.
Cohetes. Los misiles de Hamas partían de nuevo anoche en dirección a Israel.
Cohetes. Las armas de esta clase lanzadas por Hamas ya superan las dos mil unidades.
Los cohetes que Hamas ha lanzado contra Israel han provocado oleadas de ataques aéreos israelíes, y alrededor de una cuarta parte de los proyectiles palestinos han caído sobre la propia Franja.
Al menos 126 palestinos gazatíes han muerto, entre ellos 31 niños, mientras que al menos 900 personas han resultado heridas y casas y negocios han quedado en ruinas, lo que ha agravado la miseria en el aislado territorio palestino.
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Los cohetes palestinos han matado a siete personas en Israel, entre ellas un niño de 5 años y una mujer india que trabajaba en el país, y han sembrado el pánico en lugares tan alejados de Gaza como Tel Aviv y Jerusalén.
Pero en los crueles cálculos que rigen gran parte del conflicto, la capacidad de disparar o no disparar cohetes da a Hamas una ventaja que puede utilizar para alcanzar objetivos limitados. En los últimos años, el grupo terrorista ha observado un inestable e informal alto el fuego con Israel, intercambiando la calma por un alivio del bloqueo y cientos de millones de dólares en ayuda de Qatar que se entregaban regularmente a través del paso de Erez de Israel. Qatar es la única monarquía del Golfo que respalda al grupo palestino. Su otro gran esponsor está en la otra orilla del Golfo: Irán. Su otro gran aliado es el movimiento shiíta libanés Hezbolá.
"La muerte y la destrucción causadas por los ataques aéreos son horribles", afirma Tareq Baconi, analista del Crisis Group, un centro de estudios internacional. Pero para Hamas, "ese tipo de sufrimiento es inevitable cuando los palestinos se resisten a la ocupación israelí".
Los cohetes también permiten a Hamas recabar capital político, apoyos, presentándose como un movimiento de liberación que lucha por los derechos de los palestinos y defiende las reivindicaciones sobre Jerusalén, el centro emocional del conflicto. A la vez, deja en mala posición a la Autoridad Palestina con sede en Ramala.
Las pancartas de Hamas cuelgan ahora en el exterior de la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén, donde los fuertes enfrentamientos entre la policía israelí y los manifestantes palestinos a principios de este mes, junto con un largo esfuerzo de ciudadanos judíos por desalojar a familias palestinas radicadas en 1948 por Jordania, desencadenaron la última violencia.
Hamas también puede deleitarse con el estallido de la violencia árabe-judía dentro de Israel, que en cierto modo se asemeja al tipo de levantamiento palestino que el grupo militante lleva tiempo pidiendo. Los hechos de este tipo vistos esta semana en la ciudad de Lod y muchas otras no registran antecedentes. Dañaron irremediablemente la trabajosa convivencia lograda entre la minoría árabe israelí y la mayoría judía.
"Mi sensación es que a ambas partes les gustaría acabar con esto y volver a casa", dice Amos Harel, corresponsal militar desde hace tiempo del periódico de izquierda Haaretz.
"Hamas consiguió más de lo que soñaba" al lanzar cohetes de largo alcance contra Jerusalén y Tel Aviv y ayudar a encender la violencia en las ciudades israelíes, dice Harel. "Si continúan, entonces se arriesgarán a causar más víctimas, más daños y dificultades a Gaza". Es por esto que desde el miércoles, Hamas busca una tregua, primero a través de Rusia y este viernes por intermedio de Egipto. Israel, que en cambio busca opacar ese logro inicial de Hamas, dijo que no tiene interés alguno en una tregua en este momento.