Poco duraron las sonrisas con las que Hillary Clinton y Donald Trump se estrecharon las manos en la noche de este lunes dando inicio al debate electoral en Estados Unidos que más expectación ha despertado en las últimas décadas.
La candidata del Partido Demócrata a la Casa Blanca y el del Partido Republicano se sacaron mutuamente con rapidez los trapos sucios sobre el escenario de la universidad neoyorquina de Hofstra, en Long Island, y chocaron en economía, tratados comerciales y otros asuntos.
"Donald, es bueno estar aquí con usted", manifestó con cierto tono de ironía Clinton al romper el hielo, situada a la izquierda de Trump. "Quiero que esté contenta, es importante para mí", le contestó el republicano poco después. Enfrente tenían al periodista Lester Holt, de NBC, como moderador.
Clinton vistió traje de chaqueta rojo; Trump, corbata azul: ambos intercambiaron así los colores de sus partidos en un debate que despertó tanta expectación que se calcula que puede ser visto por hasta 100 millones de estadounidenses por televisión, acabando con el récord de 80 millones que fijaron Jimmy Carter y Ronald Reagan en 1980. Miles de periodistas de todo el mundo se acreditaron.
La primera mujer que puede llegar a presidir Estados Unidos y el multimillonario reconvertido en político concurrieron al debate de hora y media sin ayuda de notas previas.
Fue la primera vez que se los vio hablando frente a frente desde hace años. Y Trump habló del escándalo de los e-mails que tanto daño está haciendo a Clinton en la campaña. Ella, de las declaraciones de impuestos que Trump se niega a publicar.
"Cometí un error usando un email privado", admitió Clinton, "asumo la responsabilidad por ello". "No fue un error, lo hizo a propósito", le espetó Trump.
El republicano se comprometió a publicar sus declaraciones de impuestos -tradicionalmente lo hacen los candidatos presidenciales pero él no lo ha hecho- si Clinton publica 33.000 emails que no se han hecho públicos.
El primer cara a cara entre la ex secretaria de Estado y el magnate está considerado como el momento más importante de una campaña que está siendo dura. Habrá dos más: el 9 y el 19 de octubre. A falta de poco más de 40 días para las elecciones del 8 de noviembre, el electorado está polarizado y las encuestas, más igualadas de lo que se preveía.
La ventaja media de más de 6 puntos porcentuales que Clinton llegó a sacar a Trump tras las convenciones en las que ambos fueron nominados por sus partidos en julio se ha reducido hasta el entorno de los dos puntos porcentuales (2,3 según los cálculos de RealClearPolitics).
Clinton acudió al debate como favorita por su experiencia, tras haber sido primera dama, senadora y secretaria de Estado. Su reto era combatir la frialdad y desconfianza que genera, según las encuestas. Trump, siempre imprevisible y polémico desde que hace año y medio se lanzó a la arena política, afrontaba el desafío de demostrar estar capacitado para dirigir la primera potencia mundial.
"Me preparé este debate, sí lo hice, y me preparé también para ser presidente, y creo que es una buena cosa", manifestó Clinton a mitad del debate.