El Partido Popular de España fue el claro vencedor de la jornada electoral del domingo en las elecciones regionales y municipales. El conservador PP recuperó comunidades como la Valenciana, Aragón, La Rioja y Baleares y obtuvo mayorías absolutas en Madrid, tanto en la ciudad como en la comunidad. Esto último resultó un indudable impulso nacional para la gobernante de la comunidad madrileña Isabel Díaz Ayuso. El resultado general es un retroceso evidente para el gobierno del socialista Pedro Sánchez y para su conflictiva coalición con la izquierda radical de Podemos. Su acercamiento táctico a la izquierda radical vasca también contribuyó al retroceso nacional del socialista PSOE.
El PP fue el partido más votado en siete de las diez grandes ciudades españolas: logró mayor número de votos en Madrid, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga, Murcia y Palma. El PSOE solo se ha mantenido en Las Palmas de Gran Canaria, pero dejó de ser la fuerza más votada en Sevilla, Zaragoza y Palma. En Barcelona, el independentista Junts ganó la ciudad y en Bilbao el nacionalista moderado PNV fue nuevamente el partido más votado.
El premier Pedro Sánchez (PSOE), recibió un duro golpe en estas elecciones locales y regionales, un test para su gobierno antes de las elecciones nacionales de diciembre, en el que podría definirse un cambio de turno en el poder. La derecha del Partido Popular (PP) quedó posicionada como la agrupación con más votos y recuperó una ciudad que para era un bastión para los "populares", Valencia.
Con el 81,27% de las mesas escrutadas en Madrid, el Partido Popular acumulaba 29 concejales, con lo que lograba la mayoría absoluta en el Ayuntamiento, y también obtenía la mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid, donde la estrella del PP Isabel Díaz Ayuso obtenía 68 escaños. El partido local Más Madrid quedó en segundo lugar en las municipales con 12, superando al PSOE, que obtuvo 11 concejales, y a los 5 de la extrema derecha Vox.
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Alberto Núñez Feijóo, secretario general del PP, se anotó una importante victoria. Internamente, competirá con Isabel Díaz Ayuso, que este domingo ratificó su buen momento con una victoria por mayoría absoluta en la comunidad de Madrid.
La derecha del PP superó a sus opositores de izquierda en Valencia, Zaragoza y en Sevilla, un histórico bastión del PSOE. En la capital andaluza podría formar gobierno si se alía con Vox (tres concejales).
Los españoles debían renovar todos los municipios del país y los gobiernos de doce de las diecisiete comunidades autónomas, regiones equivalentes a las provincias argentinas. Para el diario nacional El Mundo no había dudas sobre el resultado: titulaba anoche "El PP arrolla y el castigo a Sánchez borra al PSOE del mapa". Agregaba que "arranca el cambio de ciclo y lo hace con el ímpetu de un tsunami". El líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, dijo desde el balcón de la sede central del partido: "Hemos ganado en 30 capitales y en 9 de 14 comunidades autónomas, hemos ganado con claridad y dado el primer paso para un nuevo ciclo político". Agregó que "ganó la centralidad frente al radicalismo, el respeto frente a las descalificaciones, el interés general frente a los intereses minoritarios, y por eso con 7 millones de votos, con casi 2 millones más que hace cuatro años, y con 800.000 votos más que el PSOE, hemos ganado limpiamente, democráticamente las elecciones municipales y autonómicas".
Y efectivamente, más allá de la euforia del líder del PP, el bloque de derecha que lidera se impuso en la mayor parte de España. Los "populares" fueron primera fuerza en plazas históricas del socialismo, un sorpasso claro que anticipa, con el apoyo de Vox, un vuelco político en las elecciones generales de diciembre. Aún faltan seis siete meses y muchas cosas pueden suceder, pero el cambio de humor social parece indiscutible. Dos datos ciertos de este domingo son asimismo el crecimiento parejo de Vox en todo el país y la casi extinción de Ciudadanos (Cs), que a nivel nacional solo reunió 1,42% de votos. Podemos, en tanto, se vio redimensionado: en votos a concejales en todo el país, reunió 710.000 votos, el 3,2%.
En las municipales, el PP se hizo con una diferencia de casi 750.000 votos a nivel nacional sobre el PSOE. En el nivel regional, los socialistas sólo mantuvieron el poder en Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra.
La participación llegó al 51,47% a las 18 horas. Son 1,5 puntos más que hace cuatro años, cuando se registró un 35,1%. En cuanto a los municipios, la participación se dispara en Valencia, sube en Madrid y cae en Barcelona.
El entusiasmo de la cúpula del PP tenía justificación. Este domingo se determinaba si había una mayoría suficiente para apuntar hacia un cambio de gobierno en las próximas elecciones generales o si, por el contrario, los españoles se quedaban en el esquema de dos bloques casi iguales. El PSOE perdió mucho terreno respecto de 2019, cuando venía de desalojar del gobierno al conservador Mariano Rajoy (por una moción de censura en el Congreso). Ahora, los socialistas llegaron con el desgaste por su propia gestión, las fricciones constantes de su coalición con Podemos y la factura que les pasaron las alianzas con los partidos independentistas, como el vasco Bildu y el catalán ERC.
También sumó negativamente el fracaso no forzado con la llamada ley del "'sólo sí es sí", norma que involuntariamente derivó en la salida de la cárcel de un centenar de agresores sexuales por la impericia mostrada en la redacción de la norma. La inclusión en las listas electorales de Bildu de 44 etarras, siete de ellos con delitos de sangre y retirados después tras el escándalo, también tuvo un precio en las urnas para el PSOE y Sánchez. Por último, ya a días de las elecciones, se sumó el fraude por compra de votos que han implicado a candidatos y cargos socialistas en distintas puntos del país.
Una derrota particular es la de Ada Colau en la ciudad de Barcelona. La dos veces alcalde iba por un tercer período, pero de manera inesperada quedó tercera en las elecciones de este domingo. Colau y su agrupación son aliados de Podemos. Ahora ganó el nacionalista conservador Xavier Trias (Junts, con un pasado en el nacionalismo conservador de Convergencia i Unió). Si bien la izquierda todavía podría quedarse con Barcelona si arma un "tripartito", la derrota de Ada Colau y de su formación Barcelona en Comú, es otro dato negativo que marca el retroceso general de las izquierdas.