Debido al bajo nivel del agua en el canal de Panamá, Maersk - una de las compañías navieras más grandes del mundo - anunció que se verá obligada a construir un “puente terrestre” para transportar mercancías a través del istmo. La empresa danesa explicó que los contenedores serán trasladados en trenes a través del país centroamericano.
La decisión pone en evidencia la crisis que atraviesa la principal fuente de ingresos de Panamá, su canal, y a la vez suma otra fuente de problemas al tráfico marítimo mundial, junto con la guerra que los terroristas hutíes de Yemen han lanzado contra los buques mercantes en aguas del mar Arábigo y el mar Rojo.
En el caso de Panamá, y en cuanto a buque portacontenedores de gran porte de Maersk, la logística quedará dividida en dos. En la ruta entre Australia y Estados Unidos, los barcos descargarán contenedores en el puerto panameño de Balboa, sobre el Pacífico, donde serán cargados en trenes con destino a Manzanillo, sobre el Atlántico, en cuyos muelles serán recargados en buques portacontenedores con destino a Charleston y Filadelfia.
Lo mismo ocurrirá en el sentido inverso. Ya no se realizará la escala a Cartagena, Colombia, que será atendida con otros barcos. La decisión se anunció luego de que la autoridad del canal se viera obligada a reducir la cantidad y el tonelaje de los barcos que pasan por él en función de los niveles actuales del agua.
La sequía que afecta a Panamá ha disminuido los espacios de tránsito en el canal, lo que obliga a los buques de combustible y a los transportistas de granos a tomar rutas más largas para evitar la congestión.
Esto está creando más perturbaciones en la red mundial de transporte marítimo, ya que otras compañías además de Maersk, como Hapag Lloyd, están abandonando el Mar Rojo después de que los terroristas hutíes respaldados por Irán en Yemen intensificaran los ataques contra el transporte marítimo en la región del Golfo Pérsico.
En enero el canal alcanzó uno de sus mínimos históricos en profundidad, en tanto que el pasado mes de octubre fue el mes más seco en décadas en la zona de influencia de la región.
Mínimo histórico
El 7 de enero, el canal alcanzó una profundidad nunca vista: alrededor de 1,8 metros por debajo de lo normal, con tocones de árboles emergiendo por encima de la línea de flotación, justo después de lo que se suponía que sería la temporada de lluvias.
Desde noviembre pasado el número de tránsitos se ha reducido drásticamente, con las restricciones más duras dictadas desde 1989, cuando el canal fue cerrado debido a la invasión estadounidense de Panamá. A la fecha, el canal de Panamá está operando al 66% de su capacidad y se espera un nuevo recorte de los tránsitos.
Debido a esto, muchos grupos navieros, que no pudieron “pagar” para “saltarse la cola” (en noviembre la subasta de un “slot” alcanzó los 4 millones de dólares y el precio ordinario de un turno ahora ronda los 1,17 millones de dólares), han elegido inicialmente rutas más largas y más caras, como la de Suez, que prolonga la duración del viaje en al menos 5-6 días, lo que provoca un aumento del tráfico en Suez en octubre y noviembre (+4,3% respecto al mismo mes de el año previo). Sin embargo, dada la situación causada por los ataques terroristas de los hutíes, en los últimos meses los armadores también están considerando la ruta que pasa por el Cabo de Buena Esperanza _lo que aumenta en aproximadamente dos semanas los días de viaje entre puertos de la costa este de Estados Unidos y el Golfo de México con Asia_ y, algunos, incluso piensan en la ruta del Estrecho de Magallanes.
Sobre el nivel del canal, cabe aclarar un equívoco bastante extendido: el canal de Panamá no depende del nivel del mar, dado que sus esclusas van “escalando” el territorio montañoso de Panamá. Se abastece de las vías de agua, en especial de lagos de embalses de interior del país. Pero la sequía ha dejado a estos cuerpos de agua dulce muy bajos.
El agua de los embalses se evapora por el calor intenso. El fenómeno de El Niño, que llega a muchos países con una mayor cantidad de precipitaciones, como es el caso de la Argentina, no tuvo ese efecto en Panamá: las lluvias no fueron suficientes. Este año llovió un 41 por ciento menos de lo habitual.
Otro motivo es el aumento del tránsito en el canal, por lo cual se hicieron ajustes a fin de asegurar que haya suficiente agua dulce para las potabilizadoras, ya que el sistema de lagos abastece de agua al 60 por ciento de la población de Panamá. Desde la última ampliación del embalse, en 1935, la población de Panamá se ha multiplicado por diez y aumentó el tonelaje de los cargueros.