El gobierno de Donald Trump lanzó ayer una ambiciosa reforma fiscal con fuertes rebajas de impuestos a empresas y personas físicas y que el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, consideró como la mayor de la historia de Estados Unidos. Una promesa electoral destinada a desatar la euforia de los votantes y restañar las heridas sufridas por el presidente en sus casi 100 días de mandato. El plan se propone revisar por completo todo el sistema fiscal del país, pero su aspecto sobresaliente es que reduce de 35 por ciento a 15 por ciento los impuestos a las empresas, un recorte de 20 puntos porcentuales. Sin embargo, el ambicioso programa también alarmó a varios legisladores, que temen que el déficit presupuestario federal se dispare.
En una conferencia de prensa en la Casa Blanca, Mnuchin aseguró que el plan no tendrá efectos negativos y, por el contrario, impulsará la creación de nuevos empleos y por lo tanto provocará mayor recaudación fiscal. "Esto se pagará a sí mismo con crecimiento, y con menos reducción de diversa índole y con el cierre de fisuras en la normativa", dijo Mnuchin en la Casa Blanca.
El nuevo sistema reducirá de 7 a solamente 3 las franjas de imposición para las personas. Un escueto documento de la Casa Blanca dice que el plan también incluye previsiones para una tasa única para repatriar "billones de dólares que son mantenidos en el exterior".
Los detalles del plan aún deberán ser consensuados con el Congreso, pero Mnuchin adelantó que hay conceptos fundamentales que "no son negociables". "El nudo central es que queremos tornar competitivos los impuestos a las empresas, traer millones de dólares para crear empleos, simplificar las declaraciones individuales y reducir la carga impositiva. Estos principios fundamentales no son negociables", dijo.
Mnuchin dijo que el gobierno espera que la propuesta, que es resistida hasta por legisladores republicanos, sea aprobada lo más rápidamente posible por el Congreso pero no adelantó un cronograma. En el Congreso la iniciativa caerá en manos de un cuerpo de legisladores divididos entre la idea de reducir impuestos y las preocupaciones con el creciente déficit público. "Trabajamos para hacer esto rápidamente", dijo Mnuchin, quien añadió que "es parte del impacto por los primeros 100 días" del nuevo gobierno.
Los riesgos
Según analistas un recorte de 20 puntos porcentuales en la carga impositiva de las empresas podría significar 2 billones de dólares adicionales de déficit en apenas una década. Entre octubre de 2016 y marzo de este año, el déficit estadounidense llegó a los 526.800 millones de dólares. Analistas económicos señalan, sin embargo, que la idea de un crecimiento del empleo mediante recortes de impuestos a las empresas no se apoya en experiencias previas. Para el experto Douglas Holtz-Eakin, esa idea es apenas una ilusión. "Nunca hubo cualquier análisis verosímil" que indique que eso sea posible.
El plan también reduciría los impuestos a las inversiones y herencias dirigidas hacia los ricos, pero funcionarios del gobierno de Trump dijeron que esa acción y otros elementos claves del código impositivo asegurarían que el plan ayudara mayormente a la clase media en vez de los ricos. "No habrá fisuras en la norma que permita a los más ricos, que deberían abonar tasas más elevadas, pagar el 15 por ciento", afirmó Mnuchin.
El líder del bloque del opositor Partido Demócrata en el Senado, Chuck Schumer, adelantó que la idea encontrará resistencias. "Si se trata de una enorme recorte de impuestos para los más ricos, eso no será apoyado por los demócratas", adelantó. En general, los republicanos son favorables a la reducción de impuestos, pero una parte de ellos, defensores del equilibrio presupuestario, expresan preocupaciones sobre su impacto en las cuentas públicas.
Simplificación del sistema
Mnuchin dijo que el gobierno evalúa simplificar el proceso con el que los estadounidenses pagan sus impuestos. "Nuestro objetivo es simplificar las tasas. Creo que la mayoría de los estadounidenses deberían ser capaces de presentar su declaración de impuestos en un formulario del tamaño de una tarjeta postal", agregó. Cada año los estadounidenses pasan horas tratando de llenar sus declaraciones de impuestos, para los que hay unos 199 formularios diferentes.
Los cambios delineados al código fiscal son la guía más concreta hasta ahora sobre la visión que tiene Trump para fomentar el crecimiento laboral. "El presidente tiene control de este plan, no se equivoquen", dijo Gary Cohn, director del Consejo Nacional sobre Economía de la Casa Blanca. Cohn dijo que Trump reconoce que tiene que ser "buen administrador" del presupuesto federal, pero el plan tal como está ahora haría que el déficit subiera, a menos que promueva una ola masiva y duradera de crecimiento que economistas consideran poco probable. Hace una semana, Trump ordenó por decretó una revisión de las leyes fiscales de 2016 para determinar si suman una carga financiera injustificada para los contribuyentes o si son demasiado complejas o innecesarias. Esas medidas fueron promulgadas por su predecesor Barack Obama para aliviar la carga tributaria de los contribuyentes tras la crisis financiera de 2008.
Promesa de campaña. Trump dejó que el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, explicara el ambicioso plan.