Cientos de personas abandonaron ayer el último bastión del grupo Estado Islámico (EI) en Siria y se agruparon a la espera de ser registrados y evaluados por combatientes respaldados por los Estados Unidos. No menos de 90 fallecieron en la huida.
Cientos de personas abandonaron ayer el último bastión del grupo Estado Islámico (EI) en Siria y se agruparon a la espera de ser registrados y evaluados por combatientes respaldados por los Estados Unidos. No menos de 90 fallecieron en la huida.
Algunas de las personas que se concentraron en las afueras de la aldea de Baghouz, en el este del país, dijeron que habían estado allí esperando desde la noche del lunes cuando de a cientos escaparon del territorio controlado por el EI. La última ola de evacuaciones es la estocada final para el autoproclamado "califato" del grupo extremista a manos de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), dirigidas por kurdos.
Funcionarios de la coalición dirigida por los Estados Unidos fueron vistos registrando a hombres que abandonaron el área controlada por el EI para determinar si eran milicianos extremistas o civiles.
La nota trágica, dentro de la tragedia, es que una 90 personas, de las cuales dos tercios (unas 60) son niños, murieron en la huida o tras llegar al campo de desplazados de Al Hol, que acoge ya a más de 56.000 personas.
Las muertes, que se han producido durante el camino, poco después de su llegada al campo de desplazados situado en la provincia de Hasaka o tras ser remitidas a este para su tratamiento, son debidas a hipotermia, neumonía, deshidratación o complicaciones por la desnutrición.
Las familias que llegan hasta Al Hol carecen desde hace tiempo de atención sanitaria y de otros servicios básicos, por lo que se encuentran en un estado frágil, de hambruna, al que se suman la fatiga del viaje hasta el campamento.
El éxodo se produce tres días después de que las FDS reanudaron sus ataques contra los milicianos del EI atrincherados en la localidad ubicada a orillas del río ufrates, cerca de la frontera con Irak.
En las últimas semanas, miles de civiles abandonaron la aldea a través de evacuaciones organizadas tras un previo cese de combates. Las fuerzas kurdas señalaron que sus combatientes estaban sorprendidos por el gran número de civiles, entre los que había familiares de miembros de EI, confinados en un pequeño enclave que se reducía más y más con las intermitentes ofensivas.
Las FDS ralentizaron sus ataques sobre Baghouz la semana pasada para permitir la salida de los civiles.
Cuando se le preguntó sobre la situación dentro de Baghouz, una mujer rusa que abandonaba el lugar con sus tres hijos respondió en árabe entrecortado: "Miedo". La mujer agregó que su esposo había muerto hace poco.
Unas 3.000 personas salieron el lunes de Baghouz, dijo por Twitter el vocero de las FDS Mustafa Bali. Las evacuaciones se realizaron a través de un pasillo humanitario establecido por el grupo de mayoría kurda para quienes quieren rendirse o salir del territorio.
Evitar que resurja
Desde el 20 de febrero, más de 10.000 personas se marcharon del último feudo extremista en territorio sirio, pero si el período se toma desde principios de diciembre pasado la multitud que logró escapar de la zona de combate representa unas 53.000 personas —en su mayoría familias de yihadistas—, según la Ong Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH, con sede en Londres).
Entre esa masa de personas, las FDS arrestaron a unos 5.000 sospechosos de pertenecer a EI y tratar de escapar mezclados entre los refugiados. La gran mayoría de los desplazados es trasladada hacia el campo de Al Hol, donde se hacinan en condiciones extraordinariamente precarias.
La caída del reducto de Baghouz significaría el fin territorial del califato de EI. Ese grupo ya fue expulsado de Irak en 2017, y actualmente planifica su supervivencia como organización clandestina. Las Fuerzas Armadas estadounidenses han advertido que, sin una acción sostenida contra EI, esa organización radical necesitaría apenas entre seis y 12 meses para un resurgimiento.
La batalla contra EI representa en la actualidad el principal frente de la guerra de Siria, que ya ha dejado unos 360.000 muertos desde 2011. En la actualidad, el gobierno de Damasco ya recuperó el control de dos tercios del territorio del país.