Joe Biden no se arrepiente de haber llamado a Vladimir Putin "asesino", a pesar de que haber provocado una de las crisis diplomáticas más graves entre Moscú y Washington. Lo dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, quien dio a entender además que el presidente demócrata sabe de lo que habla "porque ambos se conocen desde hace mucho tiempo".
No sólo el presidente llamó a su par ruso "asesino" en una respuesta a una pregunta en una entrevista televisada. Además la inteligencia de EEUU acusó directamente a Putin de haber organizado una campaña de injerencias para hacer que Biden perdiera las elecciones de noviembre. Algo similar a lo visto en 2016, cuando hackers rusos se robaron miles de e-mails del Partido Demócrata y ayudaron a volcar la campaña electoral a favor de Donald Trump.
El Kremlin reaccionó el jueves por boca de su portavoz, Dimitri Peskov, diciendo que "habla quien más tiene que callar". Moscú ya había llamado a consultas a su embajador en Washington después de que Biden prometiera represalias por esas injerencias, reveladas por un informe de inteligencia hecho público esta semana. Tanto el Capitolio como un fiscal especial, Robert Mueller, ya acusaron a Rusia de haber armado una gran campaña de injerencias digitales en las elecciones de 2016. Esas pinchaduras auxiliaron a Donald Trump, quien, significativamente, en los tres debates presidenciales de ese año con Hillary Clinton, se negó sistemáticamente a acusar o criticar a Putin.
En la entrevista televisiva del martes, en Abc News, Biden fue preguntado por esas injerencias y dijo que Moscú "pagará las consecuencias". Después, a Biden se le preguntó si cree que Putin es un "asesino", tras la persecución y envenenamiento de líderes opositores, incluido Alexéi Navalny. Biden respondió que sí, sin repetir la palabra.
El informe que acusa a Rusia de nuevas injerencias, elaborado para el Consejo Nacional de Inteligencia, que aúna a siete agencias y ministerios, lleva por título "Amenazas extranjeras a las elecciones federales de EEUU de 2020". Afirma que los esfuerzos de Rusia fueron muy sofisticados, y se centraron en influir sobre "personas cercanas al expresidente Trump". No hacen mención expresa de esas personas, pero la prensa norteamericana ha publicado abundante información sobre las reuniones con agentes rusos de quien era abogado personal de Trump, el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani. La conclusión de la inteligencia estadounidense es que el Kremlin quería beneficiar a Trump, como hizo en 2016, y perjudicar a Biden. "Creemos que el presidente Putin lo ordenó", dice el documento.
Hay antecedentes o indicios en este sentido. Cuando en diciembre pasado Putin dio su conferencia de prensa anual, evitó criticar a Donald Trump y a la campaña que por entonces llevaba adelante sobre presuntos fraudes electorales masivos en su contra en las elecciones de noviembre pasado que perdió contra Biden. Más aún, Putin elogió la performance electoral de Trump, que pese a su derrota logró 75 millones de votos.