El jardín ofrece un escenario inspirador donde los chicos y las chicas se disponen a disfrutar de un momento creativo. La profe les muestra láminas con las obras de Claude Monet, les habla sobre el artista y en el despliegue de acuarelas sobre el verde, les propone darles color y vida a las flores del Irupé. La escena tiene lugar en el jardín de la casa de calle Chiclana 345 del barrio Alberdi. Un lugar histórico de la ciudad por haber acogido en vida a las reconocidas hermanas Olga y Leticia Cossettini y que hoy alberga a la Asociación Civil Amigos del Paraná, un centro cultural que trabaja en favor de difundir sus memorias.
El contacto con la naturaleza y una mirada respetuosa del medio ambiente, las artes plásticas, la lectura y la poesía, tienen lugar en esta casa de la zona norte que trabaja en la promoción de los principios pedagógicos de las creadoras de la Escuela Serena.
Lidia Caldini es docente jubilada y referente de Amigos del Paraná, y en diálogo con La Capital cuenta el recorrido que transitó la organización desde el momento que asumió el desafío de recrear la herencia de Olga y Leticia para ofrecerla a la comunidad. Cuando se le pregunta a Lidia cómo promover el legado de las educadoras, ella responde: “La comisión está copada por docentes, así que el ánimo de las Cossettini está siempre presente. El objetivo es que la magia de ellas esté vigente y que la gente del barrio que no las conocían las lleguen a conocer”.
Lidia hace hincapié en la importancia que tiene el barrio en este compromiso asumido. Tiene claro que no es posible comprender el trabajo realizado por aquellas docentes si no se piensa en barrio Alberdi. Por eso la propuesta de quienes hoy habitan la casa es abrirla a la comunidad, a sus pintores, artistas, poetas y también a los amantes del río Paraná y a aquellos que se organizan para defenderlo. En la tarea emprendida por Amigos del Paraná, la mirada cossettiniana está presente en tres espacios de trabajo: el artístico, el literario, y el ambientalista.
Un barrio con identidad
En la charla, la docente cuenta sus memorias como directora e impulsora de un proyecto cultural que entendió que inevitablemente debía ser comunitario. A la hora de hablar, a Lidia le brotan las anécdotas y salta de un tema al otro porque tiene memoria y sabe que en estos años fue mucho lo realizado en beneficio de la identidad del barrio. Su jubilación como directora de la escuela, posiblemente haya sido el punto de partida que la impulsó como referente de un colectivo a poner manos a la obra en beneficio de su comunidad: “Me anoté en el presupuesto participativo como consejera del distrito y por votación saqué la aprobación para una mejora de la plaza, que fue rebautizada junto. El monolito de la plaza que ya estaba sucio lo intervenimos con mosaiquismo, con un grupo integrado por vecinos de los barrios Parque Field y Lumiere. En el 2019 armamos el Paseo Cossettini y el camino de los ilustres, que empieza en la Escuela Gabriel Carrasco y termina en la plaza. En cada estación se cuenta la historia”, relata Lidia con orgullo.
Pero el camino recorrido no estuvo libre de batallas. Amigos del Paraná nació como asociación civil a fines del 2010. En principio como un centro cultural para los vecinos jubilados de zona Alberdi, pero luego las actividades se fueron ampliando y hacia fines del 2014 comenzó a desarrollar sus actividades en la que fuera la casa de las hermanas Cossettini. Un acontecimiento que tuvo su inauguración el 21 de marzo de 2015, y que Lidia recuerda como un momento emocionante y festivo.
Desde aquel momento la organización comenzó a aumentar su número de socios y a tender redes para ampliar su espacio cultural, el vínculo forjado con el jardín Nº 62 de la Escuela Carrasco da cuenta de ello. Durante el 2016 y 2017, a las actividades originarias dirigidas a la población adulta mayor se sumaron los proyectos dirigidos a las infancias, lo que dio como resultado un encuentro generacional expresado en actividades que los incluían a ambos. Estos encuentros se concretaron tanto en la casa Cossettini como en el Jardín de infantes a través de lecturas, meriendas compartidas y el espacio de arte con acuarelas para abuelos y nietos.
A los largo de todos estos años, Amigos del Paraná trabajó con insistencia para que la casa de Olga y Leticia sea declarada patrimonio histórico de la ciudad. Hecho que se logró en marzo de 2019, junto con la ley de expropiación que estableció que la asociación continuaría con sus actividades culturales en el edificio.
Actualmente la casa cuenta con el mobiliario original que donó la biblioteca argentina, entre ellos el mecedor de Leticia y su escritorio. Además en honor a las queridas docentes la organización creó una réplica de la biblioteca serena que fue inaugurada en marzo de 2020. Y que es una atracción por sí misma, aunque el material original se encuentre en el Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación (Irice) y en la Escuela Carrasco.
Arte, poesía y naturaleza
El taller de arte es un gran pilar de la casa y está a cargo de la artista plástica Lucrecia Pellegrini, con la que los adultos trabajan en el tallado de madera. Las infancias por su parte, cuentan con la escuelita de arte “Juanito del Paraná”. “El taller está conducido por una profesora muy cossettiniana —destaca Lidia—, se llama Andrea Domingo y desarrolla sus clases al aire libre en la casa de Chiclana, donde trabaja con acuarelas y en contacto con la naturaleza”.
El proyecto de arte está pensado para niños de 6 a 12 años. Este año se llama “Pintar la emoción” y tiene como objetivo promover el legado ambientalista y naturalista de Olga y Leticia. En sus experiencias pedagógicas, las reconocidas maestras amaban las plantas, los pájaros y las mariposas, visitaban usualmente el río con los alumnos y los invitaban a escuchar las voces de la naturaleza. El taller para niños, brinda conocimientos de arte apelando al espacio natural que brinda el mismo jardín de la casa. Los ejes temáticos son el río, la flora y la fauna del barrio y se aspira a que en esa interacción con el entorno, los chicos y chicas sean capaces de captar el momento y traducirlo en arte.
El área literaria también tiene su lugar en la casa de Chiclana y se desarrolla a través de un taller de lectura y escritura donde se trabaja bajo el lema "contando historias tejemos memoria”. “En este proyecto, los vecinos del barrio cuentan sus historias, sus anécdotas, y acá también sale lo cossettiniano, sale el árbol genealógico. En este espacio participan muchos vecinos adultos mayores que escriben y leen mucha poesía”, afirma la referente.
El contacto con el medio ambiente y su defensa es otro pilar de trabajo, por eso la casa comenzó a dar los primeros pasos en la investigación. “Desarrollamos un proyecto de investigación de filogénesis, que considera la fauna, la flora, la situación del medioambiente y hasta la creación de un mariposario, porque en esta casa Olga y Leticia hicieron culto a la agroecología. Venían ingenieros agrónomos a visitarlas, porque ellas iban con los niños por la calle, recogían semillas, las estudiaban en el laboratorio y luego las trabajaban en la huerta como espacio de aprendizaje”, explica la docente.
En cada proyecto que inician, la comisión directiva de Amigos del Paraná tiene presente la experiencia pedagógica de Olga y Leticia y la historia del barrio. “De tanto llevar a los chicos a las plazas y a la barranca del río, las Cossettini le dedicaron especial atención al canto de los pájaros. De ahí sacó Leticia la idea del Coro de Pájaros, en una época en la que Alberdi tenía grandes huertas y espacios verdes”, explica Lidia. Guiados por estas experiencias, la organización supo tender redes y trabajar conjuntamente con organizaciones ambientalistas que se dedican a la investigación. Así surgió la matriz de un proyecto abierto denominado “El niño y la naturaleza viva” en alianza con miembros del Paraná no se toca, organizaciones ambientales y trabajadores del acuario.
Recuperando mariposas
Partiendo del reconocimiento de las problemáticas ambientales que afectan al entorno en general y que han modificado la fisonomía del barrio Alberdi en particular, la casa apuesta a un proyecto denominado “Educación ambiental ciudadana”, en donde se presenta una propuesta de creación de mariposario a cielo abierto y de red de jardines alados, como herramientas educativas de sensibilización ciudadana.
Como si fuera poco Amigos del Paraná quiere recuperar las mariposas de barrio Alberdi y favorecer a su reproducción. Para la concreción de estas iniciativa la organización también ha sabido tender redes. El resultado es el proyecto de mariposario, una iniciativa de la comisión del espacio “biblioteca naturalista” de la casa en alianza con un grupo ecologista de Baigorria que apoya el legado ambientalista de las hermanas Cossettini.
"Amigos del Paraná quiere recuperar las mariposas de Alberdi y favorecer su reproducción mediante el proyecto de un mariposario” "Amigos del Paraná quiere recuperar las mariposas de Alberdi y favorecer su reproducción mediante el proyecto de un mariposario”
Aquí la investigación y el compromiso ciudadano también se hacen presentes. La pérdida en la zona de algunas plantas nativas hospedadoras de mariposas son las principales causas del déficit de su reproducción. Para revertir esta situación, el taller propone la práctica del cultivo de plantas en los espacios públicos del barrio. ¿Y porqué crear un mariposario? No solo porque las mariposas son de gran importancia ecológica sino también para despertar el interés de los vecinos de todas las edades por las especies nativas y para que esta actividad les permita recuperar el contacto con la naturaleza.
A pesar de la pandemia Amigos del Paraná no para de generar nuevos proyectos. La zona norte está llena de artistas y poetas, por eso la organización invita a sus vecinos a disfrutar del arte, la lectura y la escritura. Y a los amantes de la naturaleza, a cultivar y realizar paseos y avistaje de animales en la plaza Cossettini, de Maciel al 400.