Un día de mayo de 1998 Juan Carlos se dirigió a la casa de Roberto “El Negro” Fontanarrosa, le golpeó la puerta y ante el recibimiento le dijo sin vueltas: “Soy un vecino de Parque Casas, en el barrio queremos crear una biblioteca y lo venimos a invitar para que conozca el proyecto. Si le gusta, además queremos pedirle permiso para que lleve su nombre”. El intercambio fue sencillo y sin protocolos. El Negro le respondió: “La semana que viene voy”, y así fue. A los pocos días se acercó a Esteco 778, y entre mates y alfajorcitos charlaron largo y tendido. Al escritor le gustó la iniciativa y sin dudarlo dio su nombre al proyecto colectivo que fue inaugurado el 26 de setiembre de 1998 bajo el nombre Biblioteca Popular Roberto Fontanarrosa. El espacio, que este sábado celebra su 25º aniversario, se suma a la sección “El tesoro de mi barrio”.
Albina y Alicia reciben a La Capital y rememoran aquellos momentos en los que parieron un espacio que hoy contribuye a la educación de chicos y chicas del noroeste rosarino. Y cuentan que la Biblioteca Popular Roberto Fontanarrosa nació por el interés de un grupo de vecinos de que los niños y adolescentes del barrio tuvieran un lugar lindo y cómodo donde estudiar, leer y hacer sus tareas. “Nos reuníamos abajo del paraíso donde está la vecinal, queríamos tener una biblioteca y que llevara el nombre de una persona que estuviera viva, que se pudiera ver en el barrio, en el súper, en la cancha y que pudiera venir a visitarnos”, recuerda Alicia. Una misión cumplida, porque El Negro Fontanarrosa apoyó el proyecto desde aquella primera visita. Estuvo presente en su inauguración en la que realizó una primera donación de libros de su biblioteca personal, a la que le siguieron otras. Un tesoro que hoy vive y disfrutan los usuarios de esta biblioteca popular.
Compromiso con la educación
El vínculo de El Negro con los vecinos de Parque Casas aun permanece vivo a pesar de su ausencia. Las voluntarias muestran orgullosas el logo de la biblioteca, que el mismo escritor e historietista dibujó en una servilleta y que representa a un niño volando con alas de libro. Cuando Alicia habla de él lo hace con el afecto con el que solo se recuerda a las personas que fueron cercanas. “Cuando nos encontrábamos en alguna actividad como el Congreso de la Lengua, el decía «ahí vienen las chicas de mi biblioteca», cuenta entre risas.
Biblioteca Popular Roberto Fontanarrosa
Desde aquel momento fundacional, la biblioteca de Esteco 778 no dejó de crecer en convocatoria y propuestas. Aquel objetivo de brindar a los estudiantes acceso a libros y un lugar para estudiar fue logrado ampliamente a través de sus talleres de apoyo escolar, que son el resultado de un sólido trabajo en red que La Fontanarrosa supo desarrollar con instituciones educativas de la zona, como el Jardín de Infantes Nº 232, la Escuela Nº 825 Leopoldo Herrera, un Complejo Evangélico Educativo del barrio y la Escuela Secundaria Orientada Nº 408. “Tenemos mucho interés en la alfabetización de niños y jóvenes, por eso ponemos los talleres de apoyo escolar a disposición de las escuelas del barrio y recibimos a chicos y chicas por recomendación de sus docentes en forma gratuita”, afirma Albina, que sabe que muchas familias no pueden pagar un maestro particular y que la labor social de la Fontanarrosa es clave en este sentido.
Las voluntarias explican que estos talleres de apoyo contribuyen desde la educación no formal a la tarea pedagógica que realizan las escuelas del barrio. ¿De qué modo? Desde el año pasado, la comisión de la biblioteca acordó con el profesorado del Colegio Natividad del Señor, que sus estudiantes realicen las prácticas en educación no formal en los talleres de apoyo de La Fontanarrosa. De este modo, estos espacios educativos se abren a la comunidad dos veces por semana, en los turnos mañana y tarde, en forma gratuita y disponible para todos aquellos que lo necesiten.
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El Negro Fontanarrosa en una de sus visitas a la biblioteca popular que lleva su nombre.
Grandes valores
Actualmente La Fontanarrosa atesora unos 17.200 libros y recibe en sus instalaciones a visitantes de todas las edades. Su acervo abarca todos los géneros y áreas del conocimiento, con una fuerte preponderancia en bibliografía de estudio y literatura infantil y juvenil. Aunque lidian con las limitaciones del espacio disponible, Albina afirma que siempre se hacen un lugar para incorporar nuevos títulos y que también cuentan con una biblioteca digital docente. “La variedad se fue conformando de acuerdo a lo que los vecinos nos venían a pedir. Además, si bien no somos una biblioteca pedagógica, tenemos mucho material del tema porque la mayoría de las personas que conformamos la comisión directiva somos docentes o lo hemos sido, y creemos que hay una necesidad de alfabetizar dentro de la comunidad”, afirma.
El tesoro de esta biblioteca está a simple vista, y aunque bien resguardado, es de acceso a todos sus visitantes. Se trata de los libros que el mismo Roberto Fontanarrosa donó al momento de su fundación y que fueran parte de su biblioteca personal. Entre ellos se encuentran varios ejemplares de literatura gauchesca, un material inspirador de su entrañable creación Inodoro Pereyra. Además, algunos de los libros donados están autografiados por otros autores, como un ejemplar que tiene una dedicatoria para el escritor de María Elena Walsh.
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Los libros que donó Fontanarrosa se disfrutan en la biblioteca popular.
Silvina Salinas
Las estanterías de la Fontanarrosa también atesoran ejemplares que tienen mas de cien años, incunables, y un libro de William Shakespeare en inglés. En el lugar también se destaca un cuadro del ilustrador Pablo Bernasconi. La obra es una caricatura de El Negro Fontanarrosa que les regaló la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) en ocasión del décimo aniversario de la biblioteca. Pero si se trata de grandes valores, como en todos los espacios populares el trabajo cotidiano de sus voluntarios hace la diferencia. Albina cuenta que en La Fontanarrosa no existe el cargo de bibliotecario y que ella, Alicia y Luján son quienes están presentes en forma permanente dispuestas a cumplir con diferentes roles y tareas, como trabajos administrativos, la vinculación con instituciones y familias, la recepción de alumnos y las gestiones necesarias para concretar los distintos talleres y espectáculos que se ofrecen.
La biblioteca no cuenta con mucho espacio, el disponible ni siquiera es propio sino que se trata de una sesión de la vecinal, pero resulta suficiente para alojar múltiples talleres que atraen a visitantes de todas las edades: ajedrez, cine, diseño de indumentaria, diseño, impresión 3D e inglés, se suman a las actividades recreativas como el club de lectura, concurrido por las mujeres adultas del barrio. “Las mamás y abuelas encuentran allí un lugar de reunión y encuentro con otras mujeres, y disfrutan de una actividad placentera como la lectura”, cuenta Albina.
En Parque Casas, chicos y grandes aprenden y no se privan del disfrute y la recreación. Todos los meses en las instalaciones de la biblioteca popular se presentan espectáculos y narradores. Y como en la mayoría de las actividades, todo viene acompañado de una rica merienda.