Soy la mamá de un afiliado de Ipam, no puedo creer que una institución de esa calidad tenga personal de asistencia telefónica (para dar turnos) tan irrespetuosos y mal educados. El día 11 de septiembre a las 18.30 llamo al anexo odontológico para pedir un turno y me daba constantemente señal de fax, por tal motivo, llamo al sanatorio en su sede central de turnos y le explico a la señorita o señora que me atendió que deseaba un turno odontológico, me da el número al que yo ya había estado llamando, le digo que me da señal de fax y por toda respuesta recibo un “no tengo ni idea por qué le da señal de fax”, tras lo cual cortó sin siquiera saludar. Me quedé con intención de preguntar hasta qué hora daban turnos, quizás ya era tarde. Con mucha impotencia volví a llamar y me atendió esta vez un joven que me dijo que se llama Maxi, que con trato ejemplar no paró hasta solucionarme el problema, llamándome él a casa una vez que pudo, desde allá, conseguir comunicarse con el anexo odontológico. ¡Gracias Maxi! A continuación llamé a informes para hacer el reclamo con algún supervisor y el joven que me atendió me dijo que estaban todos ocupados, que fuera para allá a hacer el reclamo, le digo que no vivo cerca y me contesta que bueno, que haga lo que quiera y también me corta. No puedo creer, cuando se trata de asociarte ponen alfombra roja y luego suceden cosas como éstas. Por suerte Maxi reivindicó mi estima y me quitó (por el momento) las ganas de borrar a mi hijo.
María del Carmen Vega