Durante quince minutos, el miércoles al fin de la tarde una mujer de 40 años estuvo a merced de tres ladrones en su casa de planta alta ubicada en Montevideo al 3800, en el barrio Echesortu. Los maleantes, jóvenes que actuaron armados y a cara descubierta, sorprendieron a su víctima dentro del domicilio y la maniataron con precintos plásticos. Sólo se marcharon después de hallar un sobre con los ahorros de la familia, un botín que osciló los 70 mil pesos que estaban escondidos en una caja de madera en una habitación. A eso le sumaron distintos electrónicos de la familia y se fueron.
"A mi esposa le dijeron que se quedara tranquila. La maniataron con precintos plásticos y comenzaron a buscar por la casa. Solo querían dinero en efectivo u objetos fáciles para trasladar. Lo único que le dijeron es que si no encontraban plata iban a esperar que llegara yo. Cuando vieron el sobre con el dinero se fueron inmediatamente", explicó Marcos, esposo de la mujer asaltada.
A la desazón lógica de haber sufrido un robo, a Marcos se le agregó otra. Llegado a su casa a minutos del hecho se comunicó con el 911 pero desde la central le indicaron que no podían enviarle un móvil.
Lejos y cerca. "Apenas vi a mi esposa llamé al 911. Me pidió todos los datos de los ladrones: como estaban vestidos, en qué se habían ido, todo eso. Y cuando le dije a la operadora: «¿Me vas a mandar un móvil?» la respuesta fue que no me lo iba a mandar. Esperé cinco minutos, volví a llamar y me mandaron el móvil al toque. Los pibes de la patrulla me dijeron: «Etábamos a dos cuadras, si nos hubieran mandado enseguida por ahí los agarrábamos", comentó, no sin bronca, Marcos.
Dato certero. Marcos con su familia residen en una vivienda de planta alta ubicada en Montevideo entre Alsina y Castellanos. El trabaja como vendedor de una empresa de pinturas. El miércoles pasadas las 19, Andrea, su esposa, llegó a su casa, en la que no había nadie.
La mujer abrió la puerta, subió a la planta alta, puso la pava al fuego para tomar unos mates y se vistió con ropa cómoda después de un día fuera de casa. "Ella dice que cuando volvió a la cocina se topó con tres hombres armados y a cara descubierta. No fueron violentos. Le pidieron que se quedara tranquila y la ataron con precintos plásticos. Después empezaron a buscar por la casa. Desconectaban o arrancaban los aparatos electrónicos y uno fue a la habitación y se topó con una caja de madera en la que yo guardaba los ahorros. Un dinero que mi familia no sabía que estaba allí", explicó.
La retirada. "Entonces le pidieron a mi mujer la llave de la caja, que ella no tenía. Buscaron mis herramientas y rompieron la caja. Uno de ellos encontró un sobre negro en el que yo tenía los ahorros de toda la vida", explicó Marcos. "Cuando el hombre vio lo que había adentro, automáticamente puso en retirada a sus cómplices y se fueron", contó.
Dentro del sobre había alrededor de 70 mil pesos. Así los ladrones levantaron una notebook, un proyector, algunas pertenencias de la familia, entre ellas la campera de Andrea, y se fueron dejando atada a la mujer en la cocina. Salieron por la única puerta de ingreso a la casa y se marcharon. "Cuando se iban mi esposa escuchó que uno decía: «Ahora salgan como si nada. Ninguno sale corriendo». Luego cerraron con llave y se fueron", rememoró Marcos. "Si hubieran mandado un móvil rápido, por ahí los agarraban", repitió.
¿Por dónde ingresaron los ladrones?, fue la pregunta que quedó flotando ya que los investigadores indicaron que no había cerraduras forzadas en la vivienda. "Mi esposa me dijo que se topó con los ladrones ya dentro de la casa, que ella no sabe por dónde entraron. Lo que si es que se llevaron un juego de llaves", relató Marcos. La denuncia quedó radicada en la comisaría 6ª.