Hace diez años hubo un caso frente a las costas españolas muy semejante al que se empezó a juzgar en Rosario el año pasado. El 29 de mayo de 2004 la Comisión Española de Ayuda al Refugiado supo que cuatro polizones que viajaban a bordo del barco mercante Wisteria, atracado en el puerto de La Coruña tras haber zarpado de Senegal, habían sido abandonados en alta mar por orden del capitán del barco. Ocurrió frente a las costas de Mauritania y tras la declaración ante una jueza española, cinco miembros de la tripulación fueron detenidos, entre ellos el capitán de nacionalidad coreana. Pero finalmente la magistrada determinó que no tenía jurisdicción sobre un crimen que involucraba a extranjeros cometido en alta mar.