Pedro René Segovia, de 46 años, fue asesinado la noche del lunes de un balazo en el extremo oeste de la ciudad. El hombre había estado preso un tiempo en instalaciones de Gendarmería pero hace un año que vivía con su familia sobre la colectora de Circunvalación Juan Pablo II, a metros del cruce con 27 de Febrero. Según la versión preliminar recogida por la policía, el homicida llegó caminando hasta la casa de la víctima, al parecer invocando una cuestión vinculada a la compraventa de un celular, y se retiró también a pie luego de dispararle al menos tres veces. El asesinato es investigado por el fiscal de Homicidios Patricio Saldutti.
Según la información oficial trascendida ayer Segovia fue ultimado en la puerta de su casa de la colectora de Circunvalación Juan Pablo II (ex Estados Unidos) al 2400 minutos después de las 21 del lunes. El hombre de 46 años, apodado “Caco”, estaba en su casa ubicada en esa cuadra cuando, de acuerdo con que les relató su pareja Analía a los primeros policías que la entrevistaron, alguien tocó la puerta y ella fue a abrir. Se trataba de un muchacho joven que al parecer había pactado previamente con Segovia la compra de un celular.
Lo cierto es que Caco salió de su casa y, según recordó Analía, un rato después se escucharon tres disparos. Al respecto, fuentes allegadas a la investigación señalaron, a partir de testimonios de vecinos, que una vez que Segovia salió a hablar con el joven que llamó a su puerta se fue caminando con éste hasta la esquina, donde había otras dos personas esperando.
Charla o discusión
“Allí —dijo el vocero consultado— estuvieron charlando o discutiendo Segovia, el presunto vendedor del celular y los otros dos hombres. Y después se escucharon los disparos”.
Luego de escuchar los tiros, según el relató, Analía salió a la vereda y encontró a Segovia tirado en el piso con sangre en la cara. Efectivos policiales llegaron al lugar a partir de llamados al 911 y convocaron al Sies. Minutos después un médico constató que el hombre estaba muerto y que había recibido un balazo con orificio de entrada por la nuca y de salida por la cara.
El fiscal ordenó al gabinete de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) las primeras medidas de fotos, rastros, laboratorio y balística para iniciar la investigación. En tanto, personal de Homicidios de la misma agencia inició su tarea con la toma de testimonios y un relevamiento del lugar y de las cámaras de vigilancia que pudieran haber en la zona.
Segovia era padre de cinco hijos y había estado alrededor de un año preso en instalaciones de Gendarmería, según contó su esposa, para aclarar que “él no tenía bronca con nadie. No estaba interesado en vender ni en comprar ningún celular. Esta semana era como todas y no había recibido amenazas de nadie. Lo que pasó es que tocaron a la puerta y lo llamaron por su nombre, él salio, le dijeron que tenían un celular para venderle, eran tres muchachos, al ratito escuché unos tiros y lo vi muerto, tirado casi en la esquina de casa”.
Ayer, en la humilde vivienda de Juan Pablo II al 2400, en su cruce con Monteflores, los padres de Segovia y sus hijos adolescentes esperaban que desde el Instituto Médico Legal les entregaran el cuerpo. A unos treinta metros de la casa cuatro chicos miraban la escena y vigilaban los movimientos de la cuadra. En tanto, desde fiscalía aseguraron que la hipótesis del robo había caído, ya que Segovia tenía encima su propio celular y 1.200 pesos en sus bolsillos.
No es novedad
La zona de 27 de Febrero al 7400, a pocas cuadras de donde mataron a Segovia, estuvo varias veces en las crónicas policiales. A cuatro cuadras de allí, al 7800 de 27 de Febrero, mataron en febrero a Jonatan Ojeda, de 28 años y sindicado por vecinos como vendedor de drogas en la zona. En enero, en esa misma cuadra, había sido asesinado Sergio Abraham Giménez, de 26 años. La versión preliminar de ese homicidio indicó que la víctima, conocida como “Puque”, había llegado a una vivienda de 27 de Febrero al 7800 junto a otras tres personas para agredir a otro grupo que estaba cenando y quienes vendían drogas.
Luego de ese crimen, algunos vecinos aseguraron que el grupo agresor había entrado a la vivienda en cuestión a los gritos, diciendo que en esa zona solo vende drogas el “Morocho” Claudio Mansilla, porque se trataría de uno de los sectores en los que éste ejercía su poder de fuego.