Pascua: palabra que evoca escenas como el placer inocente de saborear chocolates, imitando la tradición neoeuropea proveniente del paganismo que adoraba una liebre como símbolo de fecundidad. Pero también Pascua evoca imágenes de una cruel agonía en una cruz sangrante y quizá ésta última explica la tristeza y depresión que parecen envolver a la humanidad durante los días que la cristiandad conoce como Semana Santa. Podemos agradecer que el progreso del pensamiento nos lleva a profundizar la causa verdadera de lo que hasta ahora es aceptado como ritual obligado o festividad religiosa, o aún como costumbre social. El progreso nos lleva a ahondar más en las palabras y encontrar en la historia sagrada, la Biblia, la explicación de este suceso trascendente y crucial para la historia de la humanidad. Así, la Pascua aparece como algo más que una conmemoración o recuerdo respetuoso. Agradezcamos la Pascua como el eterno renacer de la esperanza que nunca perdimos. Que la Pascua sea la constante alegría de que todo está bien.