En el marco de un crecimiento de la demanda, las limitaciones a las importaciones complican la compra de colectivos para reforzar un sistema de transporte que, si bien mejoró respecto de lo que era antes de la salida de El Cacique, sigue padeciendo la falta de unidades. Mientras tanto, el alquiler de colectivos no parece una salida posible, por lo que no se sabe cómo será la salida de la emergencia que vence en noviembre. Recién para fin de año Movi incorporaría 20 vehículos.
Hoy, cuando la cantidad de boletos cortados ya supera el 82% de la normalidad con un promedio de 370 mil diarios, por las calles de Rosario circulan 634 colectivos. Cuando en dos meses venza el plazo de la emergencia, y se debieran retomar los recorridos habituales y desfusionar líneas, van a hacer falta más coches. Pero con una situación macroeconómica que complica adquirir unidades y un mercado de alquiler muy demandado, parece complicado pensar en un normal funcionamiento del sistema.
Al final de la gestión de Mónica Fein, en 2019, la flota operativa rosarina era de 711 unidades que llevaban unas 450 mil personas por día. No era el mejor momento del Transporte Urbano de Pasajeros (TUP): venía del golpe por el feroz recorte de subsidios al interior que había hecho Mauricio Macri y de una realidad económica que había bajado gente de los colectivos. Pero esa es la referencia que se toma para calcular la “normalidad”.
La semana pasada, en el marco de la trabada discusión por los fondos nacionales que ayuden a subsidiar el boleto, se reunió la comisión de seguimiento de la emergencia del transporte. Mientras Pablo Javkin preparaba el anuncio que dejaba en suspenso un aumento del boleto a 85 pesos en conjunto con los municipios de Córdoba y Santa Fe sujeto a la llegada de más subsidios nacionales, funcionarios municipales y representantes de las empresas dieron un informe a los concejales sobre la situación del TUP.
Los representantes de las empresas manifestaron que hay una falta de entrega de unidades cero kilómetro por parte de las terminales. Desde el mes de marzo de 2022 comenzaron las restricciones en la importación de chasis, en su mayoría de origen brasileño. Las dificultades ante la Aduana son por la falta de aprobación de las importaciones de estos materiales en un contexto de escasez de divisas. Estos problemas no son exclusivos de Mercedes Benz, donde habitualmente se adquieren los colectivos, sino que afectan a varias de las terminales, tanto Volkswagen como Agrale.
La problemática de los precios es un párrafo aparte, ya que los chasis no paran de subir. En el mes de abril tenían un valor cercano a 12 millones de pesos, y hoy ya superan los 15 millones. Esta misma situación se da con las carrocerías, que se valúan en dólares e incrementaron su valor cerca del 20%.
Más allá de esto, la estatal Movi lanzó en mayo, antes de la última crisis cambiaria, una licitación para comprar 20 unidades que sigue en pie, aunque con algunos atrasos. Se espera que para fin de año lleguen a la ciudad. Rosario Bus planteó que también se le está haciendo muy difícil: afirman haber hecho pedidos en junio y todavía no recibieron el OK de ninguna automotriz.
A su vez, tampoco se consiguen unidades en alquiler, que en algunos momentos era una solución de forma transitoria. Ese mercado está prácticamente saturado porque al no poder comprarse nuevos coches, la demanda para rentarlos es alta. Por eso, y a modo de emergencia, cuando se fue El Cacique se largaron a la calle varias unidades que no cumplen con las especificaciones del pliego, como tener piso bajo y acceso lateral para personas con movilidad reducida.
Un futuro incierto
Está claro que la situación respecto de principios de año, cuando las quejas eran constantes, se aminoró cuando se fue la firma mendocina. Las cifras oficiales del municipio marcan que tras la redistribución de los servicios entre Movi Rosario y Rosario Bus, las quejas al 147 bajaron un 30%. Pero la situación está lejos de ser la ideal: si bien se incorporaron, faltan 80 coches para llegar a una foto que ya no era muy buena, mientras la demanda está cada día más cerca de ser la de antes de la pandemia.
La única razón por la que no se llegó a los 405 mil pasajeros diarios (90%) que fija la emergencia es que se tomó un mes (octubre de 2019) atípicamente alto con más de 11,1 millones de viajes, cuando noviembre de ese mismo año tuvo 10 millones. En la segunda semana de marzo de 2020, justo antes de la cuarentena, eran 391 mil boletos por día. Por ejemplo, en junio de 2022 hubo semanas en las que se llegó a casi 385 mil validaciones. Si la comparación fuera con otro mes, ya se habría sobrepasado ese límite.
Desde el Ejecutivo creen que pensar una salida de la emergencia, en medio de una fuerte incertidumbre sobre la coyuntura económica, es adelantarse demasiado: la problemática del sector transporte sigue vigente, porque no se sabe cómo evolucionarán los principales costos del sector respecto del proceso inflacionario, cómo van a cerrar los subsidios de este año ni cual es el proyecto de presupuesto para el 2023. Ambas variables estarían más claras para noviembre, pero la prioridad hoy es que estén los coches en la calle, y en segundo lugar que sea de la mejor forma posible.