Rusia sigue enviando equipamiento militar al régimen del presidente sirio Bashar Assad, pero Moscú desmintió que tenga tropas desplegadas en el país árabe. Sin embargo, múltiples fuentes de defensa e inteligencia confirman que el ejército ruso ha desplegado unidades cerca de la costa mediteránea, adonde llegan los barcos con material bélico para el ejército de Assad. En Siria ya intervienen unidades militares de Irán y Hezbolá, en favor de Assad, y por aire operan Estados Unidos y numerosos países árabes contra las fuerzas del grupo terrorista Estado Islámico. Esta semana se sumó a la ofensiva aérea Francia.
Según el diario ruso Kommersant, que cita círculos militares, los suministros de equipos portátiles, fusiles, ametraladoras y lanzagranadas, están en desarrollo o a punto de concluir. Además, el ejército sirio recibió vehículos de transporte de infantería blindados BTR-82-A y Ural. Estos vehículos dan una gran movilidad a las tropas sirias y al mismo tiempo proveen de apoyo de fuego directo con sus cañones de tiro rápido.
La colaboración militar con Siria es legal, aseguró el director de la firma de exportación de armas rusa Rosoboronexport, Anatoli Issaikin. “Todas (las armas) están destinadas únicamente para la protección de las fronteras y la lucha contra el terrorismo”, dijo al diario Kommersant. Políticos y analistas occidentales advierten, sin embargo, que las armas suministradas por Rusia podrían dirigirse también contra los rebeldes de la oposición moderada, como de hecho ocurre. Prácticamente todas las armas que se ven en el campo de batalla de Siria son de fabricación rusa, desde los omnipresentes fusiles de asalto Kalashnikov a los tanques tipo T-72 y T-64 y otros más antiguos. Los terroristas del EI han capturado mucho de este material al ejército sirio. Rusia recibió asimismo esta semana permiso oficial de Irán para usar su espacio aéreo para el traslado de material hasta Siria.
En tanto, Rusia negó oficialmente que tenga unidades del ejército desplegadas en Siria, una versión que sin embargo es confirmada por múltiples fuentes regionales. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que el ejército de Assad es “la única fuerza organizada activa” en los combates, aunque reconoció la presencia de expertos militares rusos, pero aseguró que éstos se limitan a entrenar a los sirios en el uso de las armas que Rusia envía. El ministro de Exteriores, Serguei Lavrov, señaló que los expertos militares rusos llevan muchos años en Siria y aseguró que las fuerzas del gobierno local llevan “la carga principal de la lucha contra el Estado Islámico y otros extremistas”. Lavrov también reconoció que en los aviones de transporte rusos a Siria van armas, además de “ayuda humanitaria”, pero reiteró que se hace acorde al derecho internacional. “Hemos ayudado y seguiremos ayudando al gobierno sirio a suministrar al ejército el equipo necesario para evitar un escenario como el de Libia”, señaló.
La negativa de Lavrov fue rechazada ayer por Israel. Las fuerzas rusas han llegado a Siria en los últimos días, aseguró el ministro de Defensa de Israel, teniente general retirado Moshe Yaalon. Para Israel Moscú no solo envía asesores militares, sino también una fuerza militar para establecer una base aérea. La base, cerca de la ciudad de Latakia, en el Oeste del país y cerca de la costa, sería usada para desplegar aviones de combate y helicópteros de ataque. Moscú tiene en Siria, en el puerto de Tartus, muy cerca de Latakia, una base de su marina, la única en el Mediterráneo. Allí llegaron recientemente barcos que llevaban blindados en su cubierta.
El diario británico The Guardian informó de una nueva iniciativa de paz para Siria en la que trabaja Reino Unido, que contemplaría un gobierno de unidad nacional de transición durante seis meses en los que Assad podría permanecer en el poder de forma temporal. El ministro de Exteriores británico, Philip Hammond, se mostró dispuesto a “actuar de forma pragmática. No decimos que Assad y todos sus seguidores tengan que irse el primer día”.