Rehacen la cara a una mujer desfigurada por un escopetazo
Hace cinco años, un balazo le dejó un enorme agujero a la mitad del rostro, y hace cinco meses
recibió una nueva cara de una mujer que había muerto. Connie Culp, de 46 años, mostró los
resultados del primer trasplante de cara en Estados Unidos, y su nuevo aspecto está muy lejos del
rostro hundido y sin nariz que espantaba a la gente.
Hace cinco años, un balazo le dejó un enorme agujero a la mitad del rostro, y
hace cinco meses recibió una nueva cara de una mujer que había muerto. Connie Culp, de 46 años,
mostró los resultados del primer trasplante de cara en Estados Unidos, y su nuevo aspecto está muy
lejos del rostro hundido y sin nariz que espantaba a la gente.
Las expresiones de Connie aún son un poco rígidas, pero puede hablar, sonreír,
oler y saborear sus alimentos. En ocasiones cuesta trabajo entender sus palabras, su rostro está
hinchado y con ciertos rasgos cuadrados, y su piel cae en grandes pliegues que los médicos esperan
disminuir a medida que mejore su circulación y crezcan sus nervios, animando sus nuevos
músculos.
"Supongo que soy a quien vinieron a ver hoy", dijo la mujer de Ohio en una rueda
de prensa ayer en la clínica Cleveland, donde se efectuó la operación de vanguardia. Pero "creo que
es más importante que concentren su atención en la familia que hizo la donación, de forma que yo
pudiera tener la cara de esta persona".
El esposo de Connie, Thomas, le tiró un escopetazo en 2004. Luego se disparó él.
Sobrevivió y fue condenado a siete años de prisión.
Su esposa quedó gravemente herida debido a que la detonación le destruyó la
nariz, las mejillas, la parte superior de la boca y un ojo. Cientos de fragmentos de perdigones de
escopeta y astillas de hueso se le incrustaron en la cara, necesitó un tubo en la tráquea para
poder respirar y sólo le quedaron los párpados superiores, la frente, el labio inferior y el
mentón.
Soportó 30 operaciones para intentar repararle el rostro. Los médicos tomaron
partes de sus costillas para hacerle pómulos, armaron una mandíbula superior a partir de uno de los
huesos de su pierna y recibió incontables trasplantes de piel tomada de sus pantorrillas. Sin
embargo, aún no podía comer alimentos sólidos ni respirar por la nariz.
El 10 de diciembre de 2008, en una operación de 22 horas, la especialista Maria
Siemionow encabezó a un equipo de médicos que reemplazaron el 80 por ciento de la cara de Connie
con huesos, músculos, nervios, piel y vasos sanguíneos de otra mujer que acababa de morir. Fue el
cuarto trasplante de rostro en el mundo, aunque los otros no fueron tan amplios.
No se ha dado a conocer información sobre la donadora o la forma en que murió. l
(AP)