El fiscal Leandro Mai pedirá condenas a prisión perpetua para cuatro hermanos —tres hombres y una mujer— imputados como coautores del crimen de Carlos Eduardo Franco, cometido en Reconquista el 1º de enero de este año. El monto de las penas requeridas fue conocido ayer luego de que el fiscal presentara su acusación.
"La Fiscalía cuenta con elementos suficientes para probar que los acusados le quitaron la vida a Franco con armas blancas”, sostuvo el fiscal en el escrito mediante el cual pidió la apertura del juicio oral contra los hermanos Ariel Ramón B., de 24 años; Claudio Andrés B., de 27; Javier B., de 34, y Viviana B., de 25, como coautores del delito de homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y por alevosía.
“Como a un perro”
Carlos “Guagua” Franco tenía 46 años y vivía en el barrio San Francisco de Asís, al oeste de Reconquista. Fue asesinado a machetazos y puñaladas el pasado sábado 1º de enero, minutos antes de las 10 de la mañana cuando, según la investigación, fue atacado por los cuatro hermanos B. quienes eran sus vecinos.
Ya entonces la acusación mencionaba el obrar “premeditado y conjunto” del homicidio. Días después los acusados fueron imputados del hecho ocurido cuando Guagua, “amanecido” y armado con un machete, salió de la casa sus suegros a enfrentarse con la muerte. Según relató entonces el fiscal Franco fue atacado en manada por los B. a quienes se les sumó otra hermana, Viviana.
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Según el fiscal Mai, los cuatro hermanos atacaron a Franco “con la intención de provocar su muerte. Lo acorralaron contra el tejido del salón comunitario del barrio y, de forma sorpresiva, lo apuñalaron por lo menos seis veces con cuchillos y machetes”, aseguró el fiscal, y agregó que los acusados “se aprovecharon de que la víctima había ingerido bebidas alcohólicas y no estaba en condiciones de oponer resistencia a la agresión”.
Según la autopsia Guagua recibió seis heridas punzocortantes, una de ellas le perforó un pulmón y otra le lesionó un riñón. Tras dejarlo agonizante sobre la tierra de la calle, los atacantes huyeron del lugar festejando y a los gritos, según describieron testigos que escucharon decir, cual grito de guerra, “lo matamos como un perro”.
Sin embargo, el ataque no terminó allí. Con la víctima agonizante tendida en el suelo, dos sobrinos de los agresores cascotearon el cuerpo e impidieron que vecinos y familiares asistieran a la víctima. Guagua murió desangrado en la escena del crimen y entonces allegados suyos incendiaron la casa donde vivían dos de los acusados.