"Si vieras qué triste que está la Argentina, tiene la mirada de los caminantes que ya no caminan. Se muere de pena por tanta mentira, de tanta promesa por nadie cumplida. Si vieras sus calles que tanto reían ya no son las mismas. Si vieras qué triste que está la Argentina, tiene la nostalgia de aquellos amantes que nunca se olvidan. La hicieron de goma, parece mentira. La gente se escapa pero no hay salida. Y hasta los gorriones, de tanta tristeza, se fueron de gira". Es inútil, cada vez que escucho esta canción (Septiembre del 88, de Cacho Castaña), no puedo contener las lágrimas; escrita en otro contexto, pero con parecidas consecuencias. Cuánto soñé llegar a mis 57 años, con otro país, con otra sociedad, más justa, equitativa y en paz; pero las esperanzas se me van esfumando, y lo que más me apena es el futuro, incierto y peligroso, que inexorablemente les estamos dejando a los más chicos. Por eso me permití compartir con ustedes estas líneas de reflexión, para que nunca olvidemos que sin unión, sacrificio y compromiso, no hay futuro posible; lamentablemente seguimos desperdiciando oportunidades, unas tras otras, y miramos para el costado, como si la culpa fuera del otro. Basta ya de endilgarles a los que nos gobiernan nuestras decepciones y la responsabilidad de nuestro destino; al fin y al cabo, ellos —en todos los niveles y sin demonizar a ninguno— no nacieron de un repollo, son un fiel reflejo de esta sociedad que nos consume y desalienta, y legítimamente ejercieron (y ejercen) el poder, gracias a nuestros propios votos. Empieza otro año, no uno cualquiera; otra vez nos toca decidir; otra vez en nuestras manos, estará la respuesta; es cierto que el menú de ofertas no resulta —a priori — demasiado alentador; pero asumamos el compromiso con fe, responsabilidad y una pizca de sabiduría. Nadie nos puede quitar la esperanza que nos queda; y por ahí, quién sabe, se produce el milagro y empieza a aparecer esa Argentina que sabiamente describió Cacho, al final de la canción, cuando al escribirle a su amigo emigrante, le dice: "Aquí la cosa sigue igual. Pero, de una manera u otra, vamos a salir adelante. Hay algo que no se debe perder nunca, y es la esperanza. Si vieras qué linda que está la Argentina, tiene la mirada de la primera novia que nunca se olvida. Desde los balcones llueven las glicinas y a pesar de todo, camina y camina. Si vieras de nuevo qué linda y qué grande que está mi Argentina. Si acaso te encuentras con otro emigrante decile que vuelva, que pronto seremos mejores que antes. Que todo fue culpa de cuatro atorrantes, que sólo lograron que el pueblo no cante. Volvé cuando quieras que juntos podremos salir adelante". ¡Buen año para todos!