Estamos en un mundo violento donde se buscan remedios sintomáticos y no atacar a la causa de la enfermedad. Aminorar síntomas con controles de los instrumentos y no de las causas más visibles es hacer crónico un problema. Buscamos desarmar y ello es imposible ya que no podemos prohibir los ladrillos, las piedras, los palos; las armas de fuego se retiran de los agredidos y se mantienen a los agresores. Cómo no vamos a tener violencia si la promocionamos en videojuegos con muertes de seres humanos, si difundimos métodos delictivos que luego se reproducen como se ve con las quemaduras de mujeres con alcohol, las amputaciones de dedos a colectiveros donde el delincuente tiene impunidad y con ello se le da implícitamente permiso a la violencia y al robo. Delito debe ser igual a pena. Las cárceles deben ser escuelas de civilidad y talleres de aprendizaje de oficios y deben tener un patronato de liberados que los controle ya fuera de la cárcel, y les den trabajo controlado, vacunación, educación, trabajo y esperanza.































