Ya son varios los que preguntan mi parecer sobre una nota que circuló en este y otros diarios sobre “una pintura de Da Vinci” precursora de la Mona Lisa. ¿Qué pienso al respecto? Que mienten. No tengo la menor duda de que el retrato a color de Isabel D’Este no es de Leonardo. Basta con observar esa absurda y grosera hoja de palma puesta adelante, las incoherencias lumínicas generales (de las que Leonardo jamás hubiera sido autor, sino meticuloso y solícito censor ya que en estas cuestiones, como en tantas otras, era un maestro axiomático y eficaz), la corona espantosa de brillos deslucidos, la falta de gracia y color en el rostro, el modo de los cabellos, la ausencia de alma, el naturalismo contundente de la vestimenta en contraste con el esfumado insensible de la piel. Con toda probabilidad debe haberlo hecho alguno de sus alumnos y acaso la hoja de la palma debe haber sido agregado con alguna posterioridad. Dicho esto en consideración a que la prueba del carbono 14 por muchos motivos puede ser insuficiente. Es un pasticcio, es el resultado de una mano sin estilo, una cáscara hueca sin núcleo, ni sustento, una taracea de nulidades, no solo no es precursora de la Mona Lisa, ni siquiera puede afirmarse, con arreboles demagógicos, que sea una obra de arte. Esta clase de afirmaciones constituyen un asco intelectual y una falta de respeto hacia la inteligencia del público, una vil e interesada sofistería que nada se propone alcanzar más lejano que la verdad. Mentiras de este tipo se ven publicadas asiduamente con total impunidad… “¡Llamen a la policía!”.