Hace un año, Claudio Tomás Colli, un pibe de 18 años al que en barrio La Tablada conocían como Caio, se paró en la esquina de 1º de Mayo y Centeno a esperar el 143 rojo para ir a La Florida para celebrar el Día de la Primavera con cinco amigos más. A las 16 Caio subió al micro y por detrás de él, empujando a sus amigos, se coló un muchacho que a sangre fría le disparó por la espalda. El agresor bajó del micro, se subió a una moto que lo esperaba y huyó del lugar. Colli fue auxiliado por sus amigos, pero murió camino al Hospital de Emergencias.
Un año más tarde, Cristina Carrizo junto a amigos, vecinos y familiares se concentraron frente a los tribunales provinciales para hacer visible su reclamo de Justicia. "El asesino de mi hijo no sólo está en libertad sino que se la pasa amenazando a mis hijos y a mí. No puedo ni llevar a mis otros hijos a la escuela porque tengo miedo de que los maten", explicó la mujer.
Sobre el mediodía de ayer, el juez de Instrucción 15, Alejandro Negroni, recibió a la mujer por primera vez. En la causa hay un detenido, un muchacho de 18 años recién cumplidos llamado Brian A. y conocido como La base. "Ese pibe es el que manejaba la moto en la que huyó el asesino", explicó Cristina Carrizo. "Pero no hace un año que está preso en el Irar y ya le dieron salidas", comentó preocupada.
Entre los carteles y las pancartas podían verse algunos con la foto y el nombre del joven que ellos apuntan como el asesino: Nahuel O., de 19 años. "¿Sabés por qué no lo agarran? Porque es soldadito de La Gringa (quien tendría un quiosco de drogas en inmediaciones de Patricias Argentinas y Ameghino) y tiene parientes policías", agregó una mujer.
Un trabajador. "Caio. Prohibido Olvidar", rezaba uno de los carteles desplegados sobre las escalinatas de Tribunales. El chico era el hijo mayor de Cristina Carrizo y le sobreviven dos hermanos. La mujer es la cabeza de esa familia desde que su compañero murió hace algunos años. "Mi hijo era un pibe que había dejado de estudiar en 4º año de la secundaria para trabajar porque yo me enfermé de los riñones. Estuvo trabajando en el hipódromo, no era un drogado", explicó la mujer. Y una de sus vecinas agregó: "En La Tablada no somos todos choros ni drogados. Lo que pasa es que cuando un pibe estudia para salir del barrio, los otros le tienen envidia. Y como no es un drogado, a los que venden droga no les sirve y por eso lo mataron a Caio", indicó. Además Caio realizaba talleres de cine con trabajadores sociales del municipio.
Balazo fatal. El 21 de septiembre de 2011 Claudio Colli estaba a diez días de cumplir los 19. A la tarde se juntó con cinco amigos y decidieron ir a La Florida para celebrar la primavera. A las 16 le hicieron seña a un 143 rojo en 1º de Mayo y Centeno. Caio subió segundo y por detrás suyo, sin que se diera cuenta, subió un muchacho a los empujones. Los amigos lo reconocieron como Nahuel O., quien empuñaba una pistola calibre 9 milímetros. Sin mediar palabras apuntó contra Caio y desde corta distancia le disparó. El balazo le perforó la espalda a Colli, con orificio de salida en el pecho. "Caio giró y quiso bajar corriendo. Se miró el pecho y cuando estaba en el último escalón cayó sobre la vereda", indicó un amigo.
El cómplice Nahuel estaba con una moto detrás del colectivo. Así que después de disparar, el agresor corrió hasta la moto y fugó. "Mi hijo quedó con las piernas apoyadas en el 143. Una vez que los amigos lo auxiliaron sobre la vereda, el colectivo se fue. Nadie nos llamó jamás de la 143 para ofrecernos ayuda. Con el tiempo nos enteramos que el chofer declaró y dijo que se había ido porque tuvo miedo. Y lo que fue un balazo, él dice que creyó que había sido un piedrazo", comentó la mamá del pibe asesinado. ¿El móvil del crimen? Los familiares y amigos de Caio recordaron que la víctima y su agresor fueron "a la misma escuela" y "que una vez se agarraron a trompadas, desde entonces la bronca quedó", argumentó una vecina, conocedora de las dinámicas del barrio.