El miércoles por la tarde la distribuidora de gas Lucki, ubicada en Pasaje 710 al 1800, a la altura de Génova al 2100, fue asaltada por dos muchachos jóvenes que portando sendas pistolas calibre 9 milímetros redujeron a la familia propietaria del negocio, se metieron en la casa contigua al local y como botín lograron dos celulares, 1.500 pesos en efectivo y otras pertenencias.
Según Roberto M., dueño del pequeño comercio junto a su esposa Liliana, cerca de las 18 del miércoles por el portón que da al pasaje entraron dos hombres jóvenes ."Cuando me dí vuelta los tenía encima. Uno de ellos cargó el arma frente a mis ojos y la verdad que me asusté. Tenía el portón abierto y entraron sin problemas", contó Roberto.
La casa está enfrente de las vías del ferrocarril Belgrano Cargas y un galpón de esa empresa por lo que siempre suele haber movimiento de gente. Sin embargo, anteayer nadie se percató del robo. "Una vez adentro el ladrón me dijo que le diera plata y que entráramos a la casa (a la que se accede desde el galpón de ventas de garrafas)", aseguró la víctima.
En la vivienda estaban merendando Liliana junto a sus dos jóvenes hijas: Mayra y Fiamma. La mujer aún está temerosa. "Escuché los golpes en la puerta que da al negocio y a Roberto que me dijo que le alcanzara el dinero de la caja. Lo noté raro y al mirar vi a los ladrones. Les dije que no les iba a abrir pero amenazaron con matar a mi marido, entonces abrí", contó Liliana.
Encerradas. Al entrar a la casa los dos delincuentes empujaron a la mujer y sus hijas a un dormitorio. "Ahí me encerré con mis hijas, le puse la traba a la puerta y escuché como revolvían algunos sectores buscando cosas para llevarse. Antes me habían preguntado si tenía una notebook o una computadora, pero la verdad no tenemos nada de eso",dijo la mujer.
Roberto, en tanto, permanecía tirado en el piso de la cocina mientras los intrusos revolvían palmo a palmo el lugar. "Buscaban cosas y encontraron una cámara de fotos digital y los 1.500 pesos que les dio mi mujer y que estaban en una cajita. Al menos había algo de la recaudación de un par de días y se pudieron ir tranquilos, a veces ni eso hay", apuntó el comerciante.
Los jóvenes permanecieron unos quince minutos en el lugar. "Realmente pareció una eternidad. Ya estamos acostumbrados a los robos y a que esta zona esté totalmente insegura. Hace 54 años que vivo acá y va cada vez peor. Estos tenían gorritas y uno llevaba lentes, pero ya estamos duchos. Es más, hace unos años en esta misma casa mataron a un ladrón que entró con otro a robar cuando nosotros no estábamos", recuerda Roberto.
El trágico recuerdo. Entonces el comerciante se mete en el relato de un atardecer de junio de 1991. Aquella tarde Roberto llegaba de la cancha y se encontró con que la policía se estaba tiroteando desde un viejo patrullero Ford Falcon estacionado frente a su casa con unos ladrones que habían ingresado a la propiedad. "Habían entrado a robar y los vecinos le avisaron a la policía. Ese día un choro quedó muerto en el comedor", cuenta.
El barrio, según cuentan vecinos del lugar, está muy intranquilo y a la propia hija de Roberto la asaltaron la semana anterior mientras esperaba el colectivo por calle Génova. "Me sacaron la cartera pero no me pegaron", dijo la chica que estudia en la Universidad.
Otros vecinos del barrio también se quejaron de la inseguridad ante La Capital. Un colega de Roberto, que tienen un comercio en la calle Casiano Casas, destacó que "la ciudad está insegura y en la zona norte la cosa está más que complicada".
No obstante, la familia asaltada mencionó que la tarde de ayer fueron al lugar agentes de la Policía Científica y admitieron que "es difícil que encuentran huellas o cosas que les permita dar con los ladrones".