Cuando los resultados apremian no es del todo malo renunciar a las convicciones. O dejarlas de lado por un momento y saber a qué jugar. Los estilos pueden ser planteados de acuerdo al rival y, más aún, ante las necesidades. Y eso hizo Newell’s en el clásico. Jugó a no perder. Una nueva caída podía generar un movimiento intenso en el Parque con derivaciones inimaginadas. Así lo entendió Lucas Bernardi y sus jugadores, que sacaron a relucir el corazón y las ganas para rescatar al menos una igualdad con sabor a mucho. Así quedó demostrado por los festejos en el vestuario y las declaraciones del propio entrenador.
La sentencia gráfica de lo que sucedió el domingo la entregó un veterano plateísta canalla cuando Diego Abal pitó por última vez y el clásico se fue con un cero gigante. “Newell’s jugó como lo hizo Central con Russo”. Y no está del todo errado en ese análisis porque en aquella oportunidad la Lepra llegaba como candidato de la mano de Berti y peleaba el título que después se le fue de las manos. El Canalla buscaba la salvación a su pobre andar saliendo airoso ante el eterno rival. En esta oportunidad todo se dio a la inversa. Central necesitaba sumar de a tres para seguir soñando con el título y Ñuls buscaba salvar la ropa.
Hoy se habla de estilos y de convicciones. Bernardi tuvo que dar un paso atrás para plantear un juego que no lleva en los genes. Una formación defensiva y apostando al contragolpe con un solitario Lucas Boyé que respondió a pesar de todo y se transformó en figura. Una mención aparte: increíble la necesidad leprosa de contar con un delantero que llegó de otro club y con cuatro prácticas fue titular, algo que hace reflexionar aún más en las inferiores o los errores de dejar ir a los nueve del club.
¿Está mal? En absoluto. Cada uno debe interpretar los momentos, las necesidades y las limitaciones propias. Newell’s acumula una larga seguidilla de partidos sin ganar y encima no la emboca tampoco. Y lo que vale en el fútbol es el resultado, que es el que sostiene un proyecto y a un entrenador. Si hasta parecía que estaba en la cornisa, con dudas en torno a la continuidad en el cargo que partían desde el seno del club, no un invento periodístico.
Bernardi leyó absolutamente todo el cuadro de situación. Resignó sus ideales para este encuentro puntual, porque seguramente para los próximos retomará la idea de protagonismo principal sea tanto de local como de visitante. Pero este duelo era especial, era un clásico partido aparte como se dice siempre. Si bien no ganó, sí cortó una racha de cuatro derrotas consecutivas y le puso un freno a Central en su afán de pegar el salto al protagonismo en el campeonato.
Newell’s sumó un punto, aunque eso no les importa demasiado a los rojinegros. El quid de la cuestión era no perder e impedir que su rival quedara a tiro del líder Boca. Logró el objetivo y todo es felicidad. Ahora deberá empezar a transitar una “nueva etapa”, como señaló Bernardi, encontrar el fútbol perdido y los triunfos relegados.