A los 72 años falleció la actriz Jorgelina Aranda, quien se consagró en la década del 80 como secretaria de Roberto Galán en el célebre programa televisivo “Si lo sabe... cante”.
Asimismo, Aranda fue consuegra de la actriz y conductora televisiva Susana Giménez y participó en varias películas clásicas del cine nacional junto a Alberto Olmedo y Jorge Porcel.
La actriz estuvo casada con el productor de televisión Eduardo Celasco y su hijo, quien se llama como el padre, fue el esposo de Mercedes Sarrabayrouse, la única hija de la diva de los teléfonos y conductora televisiva.
Aranda comenzó su carrera como modelo publicitaria y debutó en cine en el film “Un italiano en la Argentina”, en 1965, del director Dino Risi.
Luego participó en diversas películas de tono picaresco como “Soy paciente”, “El fuego del pecado”, “Abierto día y noche”, “Amante para dos” y “Expertos en pinchazos”, entre otras con el dúo cómico de Alberto Olmedo y Jorge Porcel.
“Si lo sabe... cante”. Pero el rol más popular de Jorgelina Aranda fue el que desempeñó como graciosa secretaria del show televisivo “Si lo sabe... cante”, que condujo Roberto Galán en la década de 1980 por Canal 11. Participó en otros filmes como “¿De quiénes son las mujeres? (1972)”, “Todos los pecados del mundo (1972)”, “Este loco, loco Buenos Aires (1973)”, “El inquisidor de Lima (1975)”, “Basta de mujeres (1977)” y “Hay que parar la delantera (1977)”, entre otros.
Además, Jorgelina Aranda fue la primera actriz de la década del 80 que apareció en topless en una recordada tapa de la revista Gente, cuando las mujeres aún no se colocaban siliconas, en el comienzo del destape, en las postrimerías de la dictadura cívico militar.
La actriz luchó durante los últimos años contra una dura enfermedad.
Sus amigos y familiares le dieron el último adiós ayer al mediodía en el cementerio Jardín de Paz, en el partido bonaerense de Pilar, en el norte del conurbano. Por su parte, Susana Giménez, su hija Mercedes y sus nietos Lucía y Manuel Celasco -también de la actriz fallecida- le dedicaron un emotivo mensaje en los avisos fúnebres: “Descansa en paz Lina querida, después de tanto sufrimiento”.
