La Navidad de este año será distinta para el padre Tomás Santidrián, el mentor de los Hogares de Protección al Menor (Hoprome) con necesidades insatisfechas y en conflicto con la ley. Uno de sus más fieles colaboradores fue asesinado a golpes en una de las propiedades de la organización, en la zona oeste de la ciudad. Quien lo mató es un muchacho de 21 años con numerosos antecedentes penales y severos problemas psiquiátricos que estaba alojado en la vivienda desde hace poco tiempo y que, al declarar ante la policía, dijo que cometió el crimen porque la víctima le había hecho insinuaciones obscenas.
Todo ocurrió la noche del viernes en la casa de Chubut 6960 donde reside el mismo padre Santidrián, en el corazón del barrio Belgrano. La propiedad posee dos dormitorios y otras habitaciones en la que funcionan algunas dependencias del Hoprome.
Al caer la tarde del viernes se encontraban en el lugar Ricardo Leguiza, de 61 años y antiguo colaborador de la institución, que oficiaba como una especie de celador de la casa en reemplazo de quien siempre ocupó ese lugar y ahora gozaba de vacaciones; y Marcelo Daniel R., un joven de 21 años que estaba alojado allí, que cuenta con varios antecedentes penales y que padece severos problemas psiquiátricos. "Tiene un carácter violento y agresivo", dijo el propio Santidrián ayer.
Se fue y volvió. Aún no está muy claro cómo sucedieron los hechos, lo cierto es que cuando Santidrián llegó a la casa, poco después de las 20, encontró a Leguiza sin vida en el patio de la vivienda. Por eso dio rápido aviso a la policía y una brigada de la seccional 14ª llegó hasta el lugar. Poco después, los forenses determinarían que el hombre presentaba un traumatismo de cráneo fatal.
El padre Santidrián les confirmó a los investigadores que en esa casa sólo había un muchacho alojado y les describió su carácter violento. Mientras los investigadores realizaban las primeras pericias en el lugar, Marcelo Daniel R. volvió a la escena del crimen, fue detenido y trasladado a la seccional que investiga el hecho.
Según trascendió, el joven imputado declaró ante los pesquisas que todo comenzó cuando Leguiza le habría hecho insinuaciones obscenas y el reaccionó a las mismas empujándolo con fuerza hacia el piso y golpeándolo luego con un palo de tal manera que le provocó la muerte.
Marcelo R., según dijeron los investigadores policiales, posee numerosas anotaciones penales de cuando era menor de edad. Pero desde 2008 acumuló un robo y privación ilegítima de la libertad; en 2009 una causa por amenazas; en 2010 un robo calificado; en 2011 un causa por daño y la acusación de un homicidio ocurrido el 26 de marzo de ese año en jurisdicción de la comisaría 8ª; y su última imputación data del 26 de mayo de este año por un robo agravado.
Lo que nadie podía explicar ayer es por qué, un muchacho con semejantes antecedentes penales y con un cuadro psiquiátrico agudo estaba en un hogar sin ningún tipo de protección médica o policial. El padre Santidrián sólo admitió que él lo había recibido allí "a pedido de los salesianos" pero que ya "les había advertido que era incontrolable".