Madrid. - Convocadas por los sindicatos, cientos de miles de personas salieron a las calles de 57 ciudades de España para rechazar la reforma laboral aprobada hace diez días por el gobierno conservador de Mariano Rajoy, una reforma que abarata y facilita el despido. Las cifras de manifestantes variaron enormemente, según la fuente consultada fueran los sindicatos o las policías locales, que daban cifras hasta 20 veces menores a las informadas por los gremios. En tanto, Rajoy cerró un congreso partidario con la plena ratificación de la reforma laboral.
"¡Huelga! ¡Huelga!" fue uno de los gritos más coreados por los manifestantes, en una jornada en la que Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT), las dos tradicionales confederaciones sindicales españolas, comenzaron a medir sus fuerzas de cara a una posible huelga general, que de convocarse no parece que vaya a ser antes de abril.
España tiene casi 5,3 millones de desempleados, un 22,85 por ciento de la población activa. Con estas cifras se ubica a la cabeza de los países de la Unión Europea (UE). En Madrid, la protesta central habría reunido 500.000 personas según los gremios, y apenas 50.000 según la policía. En todo caso, las marchas lucieron multitudinarias en la mayoría de las ciudades españolas, como Valencia y Barcelona. "Si no la corregimos (a la reforma laboral), va a alterar el modelo de convivencia de los últimos 30 años", aseguró el secretario general de UGT, Cándido Méndez, que junto a su homólogo de Comisiones Obreras (CCOO), Ignacio Fernández Toxo, advirtió al gobierno de que habrá "una escalada del deterioro del clima social". Los dos líderes sindicales encabezaron la manifestación de Madrid.
Pero UGT y CCOO todavía no definen en qué consistirá la escalada. Pese a la respuesta de ayer, todavía se resisten a hablar en público de huelga general, y mucho menos a especular con la fecha en la que se podría convocar.
Rajoy: férrea defensa. La reforma laboral fue motivo de una férrea defensa por parte de Rajoy. Mientras los sindicatos se manifestaban, él aseguró en Sevilla, al cierre del Congreso Nacional del Partido Popular (PP), que se trata de una reforma "justa, necesaria y buena para el país". "Esta reforma laboral acaba con las injusticias", manifestó el presidente del gobierno. "Si queremos que España crezca y cree empleo, hay que hacer esto que hemos hecho".
La reforma laboral aprobada por el Ejecutivo el 10 de febrero entró en vigor dos días después, aunque podrá sufrir cambios durante el proceso de ratificación en el Parlamento, donde Rajoy tiene una abrumadora mayoría absoluta, pero está abierto a negociar con otras fuerzas para repartir el costo político de la medida. Se trata de la reforma laboral más profunda en la historia democrática de España. Junto a un abaratamiento y una mayor facilitación del despido, abre la puerta a que las empresas rebajen los salarios de los trabajadores y facilita y acelera también los despidos colectivos.
El Partido Socialista (PSOE), hasta hace poco en el poder, se unió a las protestas porque considera la reforma un retroceso irreversible en los derechos de los trabajadores. El gobierno de Rajoy presentará a fines de marzo, ya pasadas unas elecciones regionales en Andalucía, el presupuesto de 2012, en el que se esperan recortes mayores a los 16.000 millones de euros del plan de ajuste que ya puso en marcha el Ejecutivo conservador. Por eso, no es probable que los sindicatos "gasten" antes de abril el cartucho de la huelga general.
El Ejecutivo de Rajoy los acusa de arremeter contra la reforma laboral por intereses propios, para evitar perder su poder en las negociaciones colectivas, e incluso llegó a sugerir que los sindicatos no defienden a los casi 5,3 millones de desempleados que hay en España y se centran en defender a los que tienen el puesto asegurado.