Los vecinos acusan y denuncian
"En este barrio viven unas 500 familias y somos los olvidados de Villa
Gobernador Gálvez", contó Viviana, presidenta de la vecinal del barrio Hindú. "Aquí el problema son
dos familias y un montón de guachines atrevidos", relató otra mujer. Entonces los vecinos empiezan
a hablar con nombres y apellidos.
3 de diciembre 2008 · 01:00hs
"En este barrio viven unas 500 familias y somos los olvidados de Villa
Gobernador Gálvez", contó Viviana, presidenta de la vecinal del barrio Hindú. "Aquí el problema son
dos familias y un montón de guachines atrevidos", relató otra mujer. Entonces los vecinos empiezan
a hablar con nombres y apellidos.
Dicen que el pibe que mató a Juan Gabriel Flores tiene 17 años, se llama Sergio
C. y le dicen Cachita. Ayer, acorralado por las denuncias y las sospechas, los padres lo entregaron
en el juzgado de Menores número 1, que ordenó que siga detenido por el crimen.
Los vecinos también dijeron que 12 horas después de darle una puñalada mortal a
Flores, Cachita robó a punta de pistola una verdulería que está en Soldado Aguirre al 3000. "Llegó
como a las 17.30, me apuntó y se llevó 450 pesos, un celular y una guitarra electroacústica. Son
pibes del barrio a los que conocemos todos. El problema es que un día te vienen a comprar, al otro
día te chorean y el tercer día te ofrecen lo que te robaron", relató Daniel, de 35 años, quien
describió así el circulo vicioso en el que se vive.
Otro detenido. A seis cuadras de ese lugar, en Soldado Aguirre y Rosario, el
domingo por la noche balearon y asesinaron a Nazareno Horacio Enriquez, un muchacho de 29 años que
acababa de despedirse de su novia. Iba a tomar un colectivo para volver a su casa de Capitán
Bermúdez cuando le dispararon.
Por ese homicidio, agentes de la comisaría 26ª realizaron un allanamiento en un
Fonavi del sureste de Rosario. Allí apresaron a Luis Alberto E., de 27 años y ex pareja de la novia
de Enriquez. En su casa, dijeron las fuentes, encontraron elementos que lo comprometen seriamente
con el crimen.
Tras los homicidios, una mujer sintetizó el clamor de los vecinos del barrio:
"Queremos justicia y que esto no quede acá. Esta fue la gota que rebalsó el vaso de nuestra
paciencia". Fue frente a la casa en la que Sonia y Juan vivieron un breve sueño.