Me dirijo al gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, a fin de contarle una historia personal que creo le puede interesar. En mi familia siempre tuvimos la posibilidad de tener medicina prepaga, hasta hace unos cinco años, que tuvieron que dar de baja la obra social ya que el costo mensual que debíamos afrontar era muy elevado y no nos brindaba demasiadas coberturas, con el agravante de que mi hermano es discapacitado, con lo cual, cuando quisieron evaluar las alternativas de otra cobertura, no lo aceptaba ninguna medicina prepaga o lo aceptaban sin preexistencias (y todo en él es preexistente). En ese momento mis padres se desesperaron, ya que dependían del Estado y siempre pensamos que era terrible. Hasta ahora. Le cuento brevemente que mi hermano, Alejandro, es discapacitado (total), nació bien, sano, pero cuando era bebé a los 45 días de vida, la chica que nos cuidaba lo levantó y se cayó con él en brazos y ella cayó arriba de él, el resultado fue que literalmente le destrozó la cabeza, porque la cabecita de Ale dio con un zócalo
y perdió la mitad de su masa encefálica. Tuvo una vida entre sanatorios y operaciones, pero feliz, mis padres se desvivieron por él, hasta hace cuatro meses cuando ingresa a terapia por un cuadro de neumonía. Al no tener obra social, lo derivaron al Centenario, al principio pensamos que nos moríamos por el prejuicio de lo público, pero la verdad es que luego de cuatro meses internado no tenemos más que palabras de agradecimiento. El nivel de este hospital es realmente destacable, los equipos que poseen, el equipo de profesionales: médicos, enfermeros, ayudantes, quinesiólogos, equipo de hemodinamia, bioquímicos, es impresionante, la atención que le dieron a Ale y el cuidado es realmente diferencial y dedicado. La idea de esta carta pública es felicitar a todo el equipo de profesionales del Centenario y en particular, a usted doctor Antonio Bonfatti, ya que gracias al aporte de ustedes, personas como mi hermano y las miles de personas que pasan diariamente por ahí, pueden tener una atención inmejorable. Mi mamá, por suerte tuvo la oportunidad de decírselo personalmente al doctor Miguel Cappiello, días atrás cuando fueron al Centenario a inaugurar una nueva ala. No sabemos todavía como resultará la salud de Ale, pero lo que nos queda a mi familia y a mí, es agradecimiento infinito al grupo humano del hospital y es imposible dejar de mencionar el agradecimiento especial al equipo de neurólogos que lo atendieron hace 39 años, cuando a los 45 días mis padres acudieron desesperados al Sanatorio Británico: doctor Yáñez, doctor Menecchini y doctor Degano. Desde ya, le agradezco la atención que me brinda al leer la carta y le reitero nuestro agradecimiento y felicitaciones por el servicio del Hospital Centenario de Rosario.