Un hombre de 28 años preso en la cárcel de Piñero fue imputado de extorsionar a un comerciante de Empalme Graneros, maniobra para la cual aprovechaba los días que tenía salidas transitorias del penal. Junto con él fueron imputados un primo suyo de 24 años que también había estado en prisión y una chica de 18 que participó de la cobranza por el hecho, lo cual en realidad resultó ser un operativo de entrega controlada por policías que se hicieron pasar por la víctima y se llevaron detenidos a los sospechosos.
Los sospechosos fueron imputados este martes por el fiscal de Extorsiones, Amenazas y Balaceras Pablo Socca. El funcionario acusó a Lucas Emanuel C., ya preso en Piñero, a Sebastián P. y Lara Mailín P. de haber amenazado y exigido dinero en reiteradas ocasiones a un comerciante. En la audiencia la jueza Valeria Pedrana dictó prisión preventiva por el plazo de ley para los hombres y un arresto domiciliario para la joven, que también es familiar de los otros dos acusados.
Según la investigación de Socca las extorsiones contra el comerciante Daniel J. comenzaron en noviembre de 2021 y continuaron con cinco episodios hasta que el pasado sábado finalmente la víctima pactó, bajo supervisión policial y judicial, la entrega de dinero a los extorsionadores, un monto que fue variando en una negociación que logró bajar el pedido inicial de 20 mil dólares a cien mil pesos.
El comerciante, que tiene distintos negocios pequeños en la zona, fue recibiendo en estos meses distintas notas que le dejaban los extorsionadores. “J. decile a tu papá que se comunique urgente porque sino le mandamos plomo acá, a la casa, al taller y a la distribuidora. Si no contestás te prendemos fuego los autos, para que vayas sabiendo que es en serio”, decía uno de los escritos que dejaba un teléfono para que la víctima se comunicara.
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Uno de los aprietes ocurrió el 24 de noviembre de 2021, cerca de a las 15, cuando dos personas en una moto dispararon con una pistola calibre 9 milímetros contra el frente de un comercio de la víctima. Tres balas impactaron en una persiana de metal donde dejaron, en la puerta de reja, un papel escrito en letra de imprenta exigiendo “urgente” la entrega de dinero.
La víctima tomó contacto con los extorsionadores por teléfono y seguía recibiendo amenazas contra sus bienes y su familia. Los apretadores conocían los domicilios de los familiares así como las direcciones de los distintos locales comerciales. Así, siguió recibiendo amenazas mientras le exigían sumas de dinero que fueron variando con el paso del tiempo hasta que finalmente denunció la situación ante la fiscalía de Balaceras.
Controlada
La víctima pactó la entrega de dinero con sus extorsionadores para el sábado último. Entonces efectivos de la brigada de Balaceras de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) montaron el operativo para las 18 en Cabal y Génova. Los extorsionadores avisaron que llegarían en taxi y momentos después llegó a esa esquina un auto. La pasajera llamó al celular de la víctima, que fue respondido por un policía que se acercó hasta el vehículo y le dio a chica una bolsa con papeles acomodados como si fajos de dinero.
Acto seguido fueron detenidos Lara P. y el taxista, de quien se corroboró que no conocía la maniobra y quedó desvinculado de la causa. También cayó Sebastián P. a quien habían descubierto controlando lo que ocurría desde un tapial.
Un dato significativo es que Lucas C., quien sigue preso en la cárcel de Piñero, cambiaba el chip de los celulares usados tanto durante sus salidas transitorias, que aprovechaba para ir a los negocios o a la casa del comerciante extorsionado, como en las comunicaciones que hacía desde la cárcel. “Al impactar las llamadas el chip ubica a C. en los lugares desde donde se comunicó con la víctima”, expresaron desde Fiscalía.
Socca imputó a las tres personas como coautores de “extorsión agravada por el uso de arma de fuego, en grado de tentativa”. La jueza les dictó la prisión preventiva por el plazo de ley de hasta dos años aunque en el caso de la chica, a partir de un acuerdo de partes, aceptó que quede con prisión domiciliaria con tobillera para poder cuidar a su bebé de cuatro meses.