Los jugadores de River Plate se ganaron el mote de "gallinas" en el año 1966, después de perder en Chile la final de la Copa Libertadores ante Peñarol de Uruguay por 4 a 2. Un partido que inicialmente iban ganando por 2 a 0. A esa gran frustración se le sumaron otras, debido a que por ese tiempo iba en camino a totalizar 18 años sin salir campeón, desde 1957 hasta 1975, culminando en varias ocasiones como escolta. Si bien ese apodo al principio fue hiriente, luego la hinchada lo adoptó como un referente más de la identidad riverplatense. Sin embargo, nunca dejó de actuar como un recordatorio, ni de sumarle una exigencia extra al equipo, a la hora de definir un campeonato, para evitar que se repita la humillante situación que le dio origen. Es decir que el mote de "gallinas" siempre fue una especie de "espada de Damocles" que pendía sobre River a la hora de las definiciones. Ahora quiero destacar dos hechos relevantes ocurridos en los últimos años que me resultan significativos para la idea que estoy desarrollando. El primero es el descenso de categoría sufrido por el club en junio de 2011 y el triunfal ascenso a primera división nuevamente al año siguiente. El segundo es la asunción de la actual dirigencia de la institución en diciembre de 2013. A partir de los acontecimientos mencionados habrían comenzado a operar en el equipo de futbol importantes cambios psicológicos. En primer lugar, haber experimentado el peor fantasma de todo club de futbol, como lo es el descenso de categoría, podría haber aligerado en el plantel millonario los habituales temores que el mote de "gallina" incitaba. Figuradamente, la experiencia de descender al "infierno" y regresar airoso de ese drama, no es sin consecuencias. La resignificación de vivencias anteriores es una de ellas. En segundo lugar, es altamente probable, que la actual dirigencia haya hecho hincapié en el refuerzo de la personalidad del equipo, ubicándolo en una posición más avasallante. El lema que adoptaron desde que asumieron: "Que River vuelva a ser River", parece confirmarlo. También quedó evidenciado en innumerables partidos: los millonarios logaron remontar resultados inicialmente adversos manteniéndose invictos durante treinta encuentros. Se agrandaban en la adversidad demostrando un espíritu combativo. Además, el equipo de Núñez ganó tres campeonatos este año 2014 —casi todos en los que participó— y tuvo un juego vistoso, veloz, asfixiante y goleador. Asimismo logró por primera vez eliminar a su archirrival, Boca Juniors, en un importante certamen internacional como la Copa Sudamericana 2014. Lo hizo en semifinales mediante una clara muestra de personalidad que dejó perplejo a su adversario. Posteriormente se consagró campeón. Los astros se alinearon como hacía mucho que no ocurría en River. Hasta su entrenador, Marcelo Gallardo, más allá de las cuestiones técnicas, parece prestar, de manera simbólica, las resonancias de su apellido "Gallardo" en la idea sublimada de "gallazo", es decir, de un "gran gallo con agallas", como actuó figuradamente el equipo riverplatense durante el año.