El juez Carlos Santiago Fayt, decano de los magistrados de la Corte Suprema desde el retorno de la democracia en 1983 y eje de una de las últimas embestidas del gobierno para tratar de copar ese tribunal, anunció su renuncia a partir del 11 de diciembre, un día después de que Cristina Fernández abandone el Poder Ejecutivo.
De tal manera, el próximo gobierno tendrá la misión de designar al reemplazante de Fayt y a un quinto miembro del cuerpo, ya que ese es el número que debe tener por ley después de las modificaciones en su composición introducidas por la administración kirchnerista.
La decisión de Fayt, que sorprendió a sus propios colegas, fue anunciada a través de una carta que el juez, de 97 años, le envió a la jefa del Estado con solo dos párrafos. "Tengo el agrado de dirigirme a la señora Presidenta de la República con el objeto de presentar mi renuncia al cargo de Juez de la Corte Suprema de Justicia con efectos a partir del 11 de diciembre del corriente año", expresó Fayt, quien añadió formalmente: "Saludo a la Señora Presidenta con las expresiones de mi consideración más distinguida".
El abogado de Fayt, Jorge Rizzo, ex presidente del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, confió que un grupo de "amigos" le había sugerido que era el momento de dar un paso al costado, pero aclaró que no sabían que fuera a renunciar hoy.
Y aseguró que el juez "no podía seguir sometiéndose a su edad a este tipo de vaivenes, que lo único que hacen es socavar su prestigio".
En tanto, el Centro de Información Judicial (CIJ), al confirmar la dimisión, adelantó que Fayt "continuará trabajando normalmente hasta la fecha en que se haga efectiva la renuncia".
Homenaje. "Los jueces de la Corte Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda recibieron la decisión y, en un emotivo acto, reconocieron al doctor Fayt por su trayectoria. Asimismo, decidieron hacer un acto en su homenaje en fecha cercana al mes de diciembre", se señaló.
La noticia del alejamiento de Fayt sacudió ayer a la tarde al mundo político luego del embate que había librado el oficialismo desde mayo pasado para determinar si el juez de la Corte Suprema tenía aptitud mental para ocupar el máximo tribunal de Justicia de la Nación.
La movida contra Fayt fue luego de que los miembros de la Corte votaran la reelección de Lorenzetti como presidente del tribunal y que el periodista Horacio Verbitsky —cercano al gobierno— publicara en Página/12, que el juez no habría estado presente en aquella acordada sino que habría firmado la resolución cuando un secretario letrado se la llevara hasta su casa.
De inmediato, la comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados, comandada por el oficialismo, adoptó una polémica decisión: abrió una investigación sobre la aptitud física y psicológica del magistrado para saber si se encuentra capacitado para continuar ejerciendo el cargo debido a su avanzada edad.
En medio de rumores que indicaban que Fayt estaba muy delicado de salud, el juez reapareció el 14 de mayo en el edificio de la calle Talcahuano 550 de la Capital Federal para firmar la primera acordada con Lorenzetti como presidente y dijo: "Estoy en perfecto estado. Me siento muy bien y no renunciaré". Pero ayer Fayt envió su misiva de renuncia, que se hará efectiva a partir del 11 de diciembre, un día después de que Cristina Fernández deje la Presidencia.
Con este panorama, el próximo gobierno tendrá la misión de proponer a dos integrantes del máximo tribunal: el reemplazante de Fayt y también el del penalista Raúl Eugenio Zaffaroni, quien dejó de ejercer su cargo en enero pasado al cumplir los 75 años.
En medio de su ofensiva anti-Fayt, el gobierno propuso al abogado Roberto Manuel Carlés, graduado en 2005 y quien habría alterado datos en su currículum sobre su experiencia como penalista, mientras que la oposición se aunó en la decisión de no avalar a ningún candidato hasta el próximo gobierno.
En el comienzo del kirchnerismo en el poder, el gobierno redujo de nueve a siete los miembros de la Corte, forzó renuncias y designó a nuevos jueces.
Luego, el oficialismo impulsó una reducción del cuerpo, estableciendo la cantidad de cinco miembros, con lo cual a medida que dimitieran, fueran removidos o fallecieran, dos de los jueces no iban a ser reemplazados.
En ese marco, se produjeron la renuncia de Zaffaroni y las muertes de Carmen Argibay y Enrique Petracchi, con lo cual la Corte se redujo a cuatro jueces. Y el gobierno intentó sin éxito voltear a Fayt y, a la vez, colocar a Carlés.
La decisión fue resaltada por los especialistas, quienes leyeron en esa decisión una voluntad por "marcarle la cancha" a un Ejecutivo que hace años lo hostiga con sus críticas.
"Creo que Fayt está dando un mensaje. No le da margen al gobierno a enviar un pliego de un candidato al Senado. Atinado, y con una picardía sana", evaluó Diego Armesto, profesor de Derecho Constitucional de la UBA.
Félix Lonigro hizo un diagnóstico similar al de su par Armesto. "Lo que hizo fue darle una señal al gobierno, fue un modo de decirle «me han presionado y yo me voy cuando quiero »", sostuvo. A propósito de ello, recordó que el kirchnerismo "intentó por todos los medios correrlo" de su asiento en la Corte.
El sobreviviente
Carlos Fayt dejará el cargo diez días antes de cumplir 32 años como juez del máximo tribunal, desde donde intervino en las causas más resonantes. Fue el único integrante de la Corte Suprema que sobrevivió tantos años en esos estrados: fue nombrado el 21 de diciembre de 1983, en el amanecer del gobierno de Raúl Alfonsín.