En la primera jornada del juicio oral por el homicidio de Meir Romano, un hombre de 87 años asesinado en 2011 en su departamento de Salta y Paraguay, uno de los dos imputados insistió en que nunca estuvo en la escena del crimen. En tanto, la ex concubina de la víctima, previamente condenada por el hecho a 15 años de prisión en un proceso abreviado, cargó contra su presunto cómplice al indicar que éste la había amenazado de muerte para perpetrar el hecho. Así se abrió el debate iniciado ayer en los Tribunales provinciales cuyo veredicto se conocerá esta semana.
Por el crimen de Romano fueron imputados su ex concubina de 56 años, Ramona Casco, y un inquilino de ésta llamado Daniel Demetrio Fernández, de 36. Si bien el juez de Instrucción Javier Beltramone había procesado a ambos, la mujer aceptó un proceso abreviado por el cual se la condenó por robo seguido de homicidio. En cambio, el acusado prefirió que su conducta fuera evaluada en un juicio oral.
En la jornada iniciada ayer ante el tribunal unipersonal a cargo del juez de Sentencia Edgardo Fertita, primero se ventiló otro hecho por el cual estaba acusado Fernández: un intento de robo ocurrido en 2008 que el imputado confesó haber cometido. Luego comparecieron los testigos convocados por el fiscal Esteban Franichevich y las abogadas defensoras Karina Bartocci y Adriana Lucero.
Violencia. Meir Romano fue hallado muerto a golpes en la cabeza el 27 de noviembre de 2011 en su departamento del 4º piso "D" de Salta 1499 donde vivía solo. La violencia de la escena contrastaba con el hecho de que no había aberturas forzadas, dato que sumado al hecho de que la víctima no le abría la puerta a desconocidos puso rápidamente el foco sobre su ex pareja.
La policía halló el cadáver luego de que Ramona fuera a la comisaría 3ª a manifestar su preocupación porque ni ella ni la hija de ambos podían comunicarse con el anciano. Sin embargo, la mujer quedó demorada ante una serie de incongruencias en su relato que condujeron a una confesión preliminar.
Casco enmarcó el homicidio en una relación agresiva que había culminado en la separación de la pareja en 2005. Luego Ramona formó otra pareja con quien vivía en el barrio Puente Gallegos, pero igual seguía visitando a Romano cuando éste o su hija se lo pedían.
Sin embargo, y según se detallara en el texto de su procesamiento, las discusiones no cesaban. Hasta que el 26 de noviembre de 2011 hubo una última pelea tras la cual ella volvió angustiada a su casa luego de que Meir la tratara de "mentirosa", "puta" y "ladrona".
Ante esa situación Fernández, quien alquilaba una pieza en la casa de Ramona, le propuso —según declarara la mujer durante la instrucción— que ella lo acompañara hasta el domicilio de Romano. "Usted me acompaña al departamento, yo lo mato, así usted deja de sufrir", habría dicho el imputado según se describe en su procesamiento.
Según la mujer, esa tarde Meir le abrió la puerta y enseguida surgió Fernández aplicándole un puñetazo al jubilado. Al parecer la mujer se arrepintió y le pidió a su vecino que no le pegara más, pero lo cierto es que el anciano terminó brutalmente asesinado sobre su cama y los homicidas huyeron sin cerrar la puerta del departamento y con unos 2.600 pesos que había en un placard.
Procesados. Casco se abstuvo de declarar al ser indagada, pero luego pidió una ampliación y negó sus dichos anteriores, incluso lo referido a la mala relación con Meir. No obstante, Beltramone consideró que había elementos que la situaban en la escena del crimen.
En cuanto a Fernández, el juez desestimó sus coartadas por inconsistentes ya que ninguno de los testigos que había presentado lo había convencido de lo que había hecho la tarde de aquel sábado.
En ese marco procesó a ambos como probables autores del homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía y para procurar el ocultamiento de un robo, aunque este último agravante fue retirado de la acusación por la fiscalía.
Posteriormente, Casco aceptó un ser condenada en proceso abreviado a 15 años por robo seguido de homicidio, tal vez para evitar la probable pena perpetua que podría tener que afrontar en virtud del delito que le imputaron.
Versiones. En el comienzo del juicio oral, ayer Fernández ratificó su primera versión y sostuvo que nunca estuvo en el departamento de Salta y Paraguay. Pero Ramona —prestó declaración informativa— luego volvió a situarlo en la escena del crimen. "Estoy arrepentida de haber ido con esta persona", dijo antes de detallar su relato sobre ese fatídico momento.
La mujer contó ayer que Meir le abrió la puerta y ella ingresó con Fernández. El anciano le preguntó qué pasaba y ella le contestó señalando a su acompañante: "Te viene a robar". Acto seguido, añadió, su vecino le hizo a Romano un ademán para que no hablara y lo sentó de una trompada en el mentón. "Después (Fernández) se puso guantes naranjas, sacó un hierro y le pegó. Le dije «dejá Daniel» y entonces él desconectó el teléfono y me amenazó", afirmó.
La defensa de Fernández remarcó las contradicciones que ofrecía lo que ha relatado Casco en distintas oportunidades, desde su primera declaración en la comisaría 3ª hasta la ampliación de indagatoria en la que negó lo que había dicho. Ella respondió que la primera vez había declarado en "estado de shock" y también sostuvo que Fernández la tenía amenazada no sólo con matarla a ella sino también con lastimar a su hija.
Finalmente, antes de retirarse Ramona pidió "decir algo" y sostuvo: "Quiero que se haga justicia y este crimen no quede impune".
Luego se escucharon otros dos testimonios. Primero fue la hija de Ramona y Meir (ver aparte) quien contó lo que sabía. Y finalmente Mirta Damiani, vecina y encargada del edificio donde ocurrió el crimen, brindó un breve testimonio. Dijo que la última vez que vio a Meir fue ese sábado a las 19 y ratificó que el anciano jamás le abría la puerta a desconocidos.
El juicio seguirá hoy con cinco testimonios por la mañana y los alegatos de clausura durante la tarde. Se estima que el veredicto se conocerá entre jueves y viernes.