Aviones militares brasileños ubicaron ayer más restos del avión de Air France en
una extensa área del océano Atlántico, sugiriendo su desintegración en el aire, mientras algunos
investigadores advirtieron que tal vez nunca se sepa la verdad detrás del desastre.
El ministro de Defensa de Brasil, Nelson Jobim, afirmó que la presencia de
enormes manchas de combustible entre los destrozos del avión, que llevaba 216 pasajeros y 12
tripulantes, puede descartar una explosión a bordo.
Los restos fueron detectados anteayer y ayer por aviones militares brasileños en
tres áreas, y "la distancia entre el segundo rastro y el tercero de destrozos está en la base de
138 millas náuticas, lo que da 230 kilómetros", agregó.
Las manchas pueden "eventualmente excluir" un incendio o explosión del moderno
Airbus 300-200, porque "si no no habría manchas de combustible", dijo Jobim a la prensa en
Brasilia.
"La única hipótesis que se puede trabajar es que, si tenemos manchas de
combustible, eso significa que ese combustible no se quemó", explicó.
El Airbus 300-200 de Air France partió el domingo a las 19.30 hora local (22.30
GMT) del aeropuerto internacional de Río hacia París y cuatro horas después se perdió todo contacto
con la nave, cuando atravesaba un área de fuertes tormentas.
Pero expertos consideraron difícil que una tormenta derribara al Airbus,
considerado uno de los más seguros del mundo, y los investigadores advirtieron que la verdad detrás
del desastre tal vez nunca se conocerá.
La Fuerza Aérea Brasileña (FAB) dijo que uno de sus aviones detectó ayer otros
cuatro puntos con restos del vuelo 447, incluyendo una gran pieza de siete metros de diámetro y una
mancha de combustible de 20 kilómetros de extensión.
No hallan cuerpos. Jobim ratificó que hasta el momento "no fueron encontrados
cuerpos; no se encontró nada de sobrevivientes", en el área, que la FAB indicó estaba a 1.200
kilómetros al noreste de la ciudad costera brasileña de Recife.