Barcelona jugará su cuarta final de Champions en los últimos diez años pese a caer 3-2 frente a Bayern Munich en el estadio Allianz Arena. La semana pasada, en la ida, Barsa goleó 3-0, por lo que el equipo teutón tenía enfrente una misión imposible que resultó ser así por la tarea realizada por el arquero Ter Stegen y el tridente mágico formado por Messi, Suárez y Neymar.
El equipo catalán sigue sin ganarle a Bayern en Múnich, pero eso poco importó ayer en las huestes catalanas ya que el objetivo de alcanzar la final de Berlín se cumplió. Y si en la ida disputada en el Camp Nou, Barcelona dio un paso gigante, en la vuelta lo certificó con una prestancia que no dejó lugar a dudas, sobre todo en la primera mitad. En la segunda parte la cosa fue distinta ya que Barcelona se relajó y Bayern le demostró al mundo entero qué significa caer sin entregar nunca el orgullo.
Ayer Barcelona perdió el segundo partido en el torneo. Había caído 3-1 en París ante el PSG en la fase de grupos y a partir de ahí se acostumbró a ganar, solventando con una contundencia fuera de lo normal, tanto en los octavos ante el Manchester City como en los cuartos frente al PSG, para vengar en las semifinales la afrenta de hace dos años ante un Bayern que ayer nunca pudo ilusionarse con un milagro. En realidad el equipo de Guardiola soñó con conseguirlo sólo un cuarto de hora, el primero del partido, cuando Benatia anotó el gol alemán y el Allianz Arena se transformó en un infierno... Pero los alemanes no contaron con que a Messi le bastaría un toque de genio para enfriar los ánimos.
Leo habilitó magistralmente a Suárez y el uruguayo hizo lo propio con Neymar. Fue una contra de manual, excepcional y mortal, que igualó el partido y poco menos que mató la eliminatoria al cuarto de hora, para dejarla sentenciada al cabo de 14’, cuando el rosarino peinó un balón con destreza para que otra vez Suárez le regalase el 1-2 a Ney. Eliminatoria finiquitada en apenas media hora. En la previa Guardiola avisó que el Barsa se había convertido en el mejor equipo del mundo jugando al contragolpe, y el trío Messi, Suárez y Neymar se encargó de darle toda la razón.
A partir de ahí fútbol y del bueno. Barcelona puso el toque y Bayern un orgullo que evitó que el equipo de Luis Enrique enlazara su décima victoria consecutiva en el torneo para igualar la marca que el equipo bávaro, a las órdenes de Heynckes, consiguió hace dos temporadas y que lo mantienen en lo alto junto al Real Madrid.
Los de Guardiola demostraron que el fútbol alemán tiene un plus en su ADN que lo hace especial. Pueden perder, pero nunca bajan los brazos. Goleando o siendo goleado (como ocurrió hace un año ante Real Madrid), Bayern deja hasta la última gota de sudor en la cancha. Y se lo demostró a un Barsa que en la segunda mitad bajó un cambio de su propia exigencia.
Barcelona, al cabo de cuatro temporadas, volverá a disputar la final de la Champions. Diez victorias en doce partidos, con 28 goles anotados (25 entre Messi, Neymar y Suárez) son el mayor de los argumentos sobre los que se sustenta el éxito de este equipo vertiginoso de Luis Enrique y que cerró en el Allianz, con mucha más solvencia de lo que pudiera mostrar el marcador final, su camino hacia Berlín.