Casi el 90 por ciento de la población argentina considera la exposición al ruido como un problema de contaminación medio ambiental que termina generándole perturbación en su vida diaria, estrés y pérdida de capacidad auditiva.
Casi el 90 por ciento de la población argentina considera la exposición al ruido como un problema de contaminación medio ambiental que termina generándole perturbación en su vida diaria, estrés y pérdida de capacidad auditiva.
El dato surge del primer "Estudio sobre el nivel de ruido y el medio ambiente en la Argentina" realizado recientemente por la organización Gaes de especialistas auditivos en la ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires y las provincias de Córdoba y Santa Fe.
Según los resultados del estudio, en el marco del Día Mundial contra el Ruido que se celebró ayer, los argentinos reconocen a la exposición al ruido como una problemática de contaminación medio ambiental así como también que los ruidos molestos que los perturban se dan en mayor medida en sus casas o en sus barrios —61 por ciento de los casos— que en el trabajo —49 por ciento—. Destacaron como el efecto más perjudicial la pérdida de capacidad auditiva, la perturbación del sueño, los acúfenos (o tínnitus: percibir un sonido que no existe en el entorno) y la interferencia en la comunicación hablada.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó hace poco que la exposición a los ruidos genera estrés y con el tiempo provoca cambios en el sistema endocrino y nervioso que afectan al sistema circulatorio y constituyen factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Entre los especialistas hay cada vez mayor consenso de que la exposición al ruido provoca más presión arterial, riesgo de infarto, alteraciones en el oído (vértigo, pérdida de equilibrio), fisiológicas y psicopatológicas (del sueño y en la memoria). Dicen que en zonas ruidosas por cada decibelio que supera el umbral de los 65 aumentan los ingresos hospitalarios un 5 por ciento.
El especialista rosarino Federico Miyara se contuvo de darle total crédito al estudio de Gaes debido al atraso que existe en el país en torno al tema. Comparó la realidad argentina con la directiva 49 del año 2002 emitida por la Comunidad Europea, "sobre gestión del ruido ambiental", que es adoptada por todos los países del bloque .
En ese dirección Miyara apuntó que en Europa las ciudades con más de 100 mil habitantes tienen su propio mapa de ruido y que incluso hay algunas, como ciertas ciudades de España, que hasta tienen "un mapa de ruido interactivo" con mediciones en tiempo real que se pueden seguir por internet.
Detalle. Según el estudio de Gaes, los jóvenes argentinos (entre 18 y 30 años), son los más sensibles al tema manifestando en un 45 por ciento de los casos que se mudarían a un lugar más silencioso, siendo en Córdoba en donde más se destaca esta tendencia en el 41 por ciento de los consultados.
En Capital Federal la mayoría de los porteños considera al ruido como un problema de contaminación ambiental —97 por ciento— y siete de cada 10 reconoce la existencia de ruidos molestos en la casa o el barrio.
El 67 por ciento colaboraría con medidas gubernamentales para reducir el impacto, sin embargo solo tres por ciento estaría dispuesto a dejar de usar su auto para evitar los ruidos del tránsito.
El 93 por ciento de los argentinos, considera que la población no está concientizada en evitar generar ruidos molestos.
Según los resultados del último estudio sobre la audición, el 79 por ciento de los encuestados considera que vive en una población ruidosa, siendo el tráfico (57 por ciento), las obras en construcción (46 por ciento) y los ladridos de perro (37 por ciento) los tres sonidos más odiados.
El ruido —entendido como un factor de estrés ambiental— puede intervenir en trastornos del sueño y del aprendizaje, la memoria, la motivación, la resolución de problemas y en el incremento de la irritabilidad y la agresividad.
"Incluso cuando la persona consigue afrontar con éxito su respuesta frente a la exposición al ruido (adaptándose, vivenciándolo de forma menos negativa o generando respuestas, como protegerse activamente, luchar contra sus causas) ésta puede conllevar unos efectos secundarios que generan consecuencias negativas en la salud, interfiriendo con el bienestar del individuo", destaca Mónica Matti, fonoaudióloga y gerente de formación de Gaes Centros Auditivos.
Entre los 10 consejos para reducir la contaminación acústica, se mencionan: proteger la casa de los ruidos; limitar el volumen de los aparatos electrónicos; transitar saludablemente en la ciudad; limitar el uso de auriculares y celulares; cuidar los oídos en las discotecas o fiestas; utilizar protección en los oídos ante ruidos ambientales; mover los muebles con cuidado; hablar con voz moderada; evitar ladridos de nuestras mascotas, y no usar electrodomésticos en la noche.