Son 20 mil habitantes y no tienen una guardia sanitaria mínima. Así vive Cabín 9, el barrio de Pérez. Allí, la desgraciada muerte de una nena de tres años desnudó una realidad de vieja data: la falta de atención médica. Y disparó la bronca de los vecinos, que realizaron dos marchas de protesta y consiguieron que el municipio de Pérez envíe una ambulancia en horario nocturno al centro asistencial del barrio, que depende de la provincia.
La muerte de la chiquita días pasados fue el detonante de los reclamos masivos que realizó el barrio. La niña se descompensó un sábado y fue llevada por los padres al centro asistencial del barrio, que se encontraba cerrado.
Los vecinos, indignados por el “desamparo que sufre el barrio”, marcharon en dos oportunidades, la última vez fue el pasado 3 de abril. Al día siguiente se hizo presente el intendente Alejandro Marinzaldi y luego de escuchar la demanda de la gente, se comprometió a dejar una ambulancia frente al centro de salud.
La unidad está disponible desde el pasado viernes y se sumó a la guardia médica y de enfermería que desde hace tiempo cubre el municipio entre las 20.30 y las 6 de la mañana.
El centro sanitario de Cabín 9 es el Nº 21 y depende del Ministerio de Salud provincial. Funciona de lunes a viernes por la mañana y hasta las 14. Los vecinos tienen que esperar a que llegue la guardia municipal, y los fines de semana está directamente cerrado en horario diurno.
“Trabaja mal”. El secretario de Salud del municipio, Roberto Santero, reconoció que el centro provincial “trabaja mal” y agregó que “el personal atiende hasta las dos o tres de la tarde y se manda a mudar. Por lo tanto, hay un período en donde el barrio se queda sin atención hasta que ingresamos con la guardia municipal”.
De los más de 10 mil habitantes que tiene el barrio, que pertenece a Pérez pero está separado de Rosario por una calle, más de la mitad son niños. “No se puede estar manejando un centro que cierra a las tres de la tarde y hay que abrirlo a la noche para atender a 50 pacientes que podrían ser asistidos durante el día”, dijo Santero. Y agregó que ahora tienen que viajar de madrugada para conseguir un turno en el centro municipal El Gurí de Pérez.
Asimismo, confirmó que el edificio del centro asistencial va a ser mejorado estructuralmente por el gobierno provincial, y adelantó que la semana entrante va a hablar con el ministro de Salud para solicitarle que ponga una guardia las 24 horas.
Sin agua. Además de las falencias sanitarias, Cabín 9 tiene otras carencias; entre ellas, la falta de agua potable domiciliaria. La agrupación barrial “16 de Abril” mantiene un reclamo firme para que este vital elemento llegue a las viviendas.
Carlos Cardozo, integrante de la agrupación, explicó que “la gente tiene en sus casas bombas y bombeadores pero el agua de pozo no es apta para el consumo humano. Los que pueden, compran en bidones y el resto espera el reparto en cubas que hace el municipio durante la mañana, o tiene como alternativa ir a buscar a la planta potabilizadora del barrio, que funciona de 8 a 18 pero los fines de semana está cerrada”.
“El intendente nos dijo que hay que hacer pozos de 50 metros y que la provincia se comprometió a licitar en 15 días tres perforaciones
—contó—. Después habrá que ver si funciona la red que se tendió hace un año atrás con financiamiento de la Nación, pero es bastante precaria y solo llega al 50 por ciento de los habitantes”.
Los vecinos no entienden por qué no pueden recibir el agua potable de Rosario. “Nos separa una calle de barrio Godoy, sólo hay que cruzarla para traer el agua”, remarcó el dirigente, que considera que el barrio está abandonado. Cabín 9 tiene una población de condición humilde, la mayoría trabaja en Rosario y un gran porcentaje se dedica a las changas o recolecta basura. Cuenta con una escuela comedor, la 1.209, a la que acuden cerca de 2.300 chicos, pero el establecimiento tiene agua de pozo.