Balean en la cabeza a un chico de 19 años en el asalto a una pizzería
Dos hombres armados, a cara descubierta, ingresaron el sábado por la noche a una pizzería de
Alem al 1700 y sin mayores preámbulos le cayeron encima al encargado. Este muchacho, de 19 años,
recibió varios culatazos en la cabeza, hasta que se escuchó una detonación. El estruendo puso en
fuga a los maleantes...
26 de enero 2009 · 01:00hs
Dos hombres armados, a cara descubierta, ingresaron el sábado por la noche a una
pizzería de Alem al 1700 y sin mayores preámbulos le cayeron encima al encargado. Este muchacho, de
19 años, recibió varios culatazos en la cabeza, hasta que se escuchó una detonación. El estruendo
puso en fuga a los maleantes, que no se llevaron nada. El encargado quedó tirado en el suelo con su
rostro ensangrentado.
En un móvil de la seccional 4ª, y pensando que sólo de
trataba de heridas por golpes, lo llevaron al hospital Provincial. Fue allí donde advirtieron que
el joven tenía en realidad una bala alojada en la cabeza. Lo derivaron al Heca, donde ayer a la
tarde lo operaron.
Una tomografía en ese hospital demostró que el chico tenía
alojada una bala dentro de la cavidad craneana que ingresó por el hueso frontal. Ayer a los 18 en
la terapia intensiva comenzaron a operarlo. Los médicos decidieron no retirar el plomo por el
riesgo neurológico pero, según comentaron fuentes médicas, resolvieron la cirugía para limpiar la
zona superficial del cerebro y evitar infecciones. Fue un milagro: con una bala en la cabeza, el
joven estaba ayer lúcido y estable.
La irrupción. La sucursal de la pizzería La Gula está ubicada en Alem entre
Pellegrini y Cochabamba. Su pequeño frente en auriazul, está a metros y en diagonal a lo que hasta
hace tres semanas fuera el tradicional bar Blanco. Funciona en ese lugar desde hace dos años. El
local es un rectángulo de 7 por 15 metros, aproximadamente, que está divido en dos partes por un
cerramiento: la recepción y la cocina. El sábado a las 23.30, media hora antes de bajar las
persianas, en el local había cuatro empleados. Dos cocineros estaban en la parte trasera; un cadete
acababa de llegar tras dejar el pedido de una muzzarella y Luis Alberto F. B., de 19 años, era el
encargado de recepcionar los pedidos. A la hora señalada al negocio llegaron "dos hombres en una
motito", como explicó ayer un vocero consultado. Vestían bermudas y usaban gorras. Entraron como
clientes pero dejaron en claro rápido lo que buscaban.
"Tras exigirle la recaudación, hubo un forcejeo y al
encargado le pegaron varias veces en la cabeza con la culata del revólver", indicó la fuente. "Los
cocineros no alcanzaron a ver nada porque estaba atrás y el cadete aún no declaró", recalcó un
vocero de Orden Público. Lo que quedó claro por la manchas de sangre que quedaron sobre los
mosaicos del piso, a Juan Alberto lo hirieron a la entrada de la cocina. "Mientras lo golpeaban en
la cabeza se escuchó un disparo y los ladrones salieron de vuelo sin llevarse nada", relató el
portavoz.
La revelación. Luis Alberto quedó tirado en sobre el piso con su cabeza
ensangrentada. Se levantó por sus propios medios. Estaba lúcido y hasta conversó con su madre,
quien llegó antes que la policía al negocio. Cuando arribó el móvil de la comisaría 4ª
—debido a que la ambulancia demoraba— lo cargaron en la patrulla y lo llevaron al
hospital Provincial. "Hasta ese momento se pensaba que se trataba de golpes en la cabeza. Estuvo en
el Provincial hasta las 3.30 y ahí tras un estudio advirtieron que el muchacho tenía un disparo de
calibre chico en la cabeza", explicó la fuente. La herida que le provocó el proyectil tiene sólo
orificio de entrada.
Con el nuevo diagnóstico, y ante una descompensación del
paciente, a Juan Alberto lo cargaron en una ambulancia y lo trasladaron al Heca. Allí fue evaluado
e internado en la terapia intensiva lúcido, pero en estado reservado.