En una carta de lectores de la semana pasada, el señor Marcelo Arderiú criticaba una estadística sin rigor probatorio, a favor del aborto, emitida desde una cátedra de la UNR. En esa misma carta, habló de Rosario "te quiero Provida". Me parece oportuno proponer esa expresión como consigna ciudadana para que todos los habitantes de Rosario tomemos mayor conciencia de que o nos respetamos y ayudamos entre todo "o nos devoran los de afuera" parafraseando al Martín Fierro. La consigna ciudadana "Rosario, te quiero Provida", debería involucrar desde sus autoridades políticas al simple vecino que paga sus impuestos —elevados por otra parte— para que defendamos la vida, un valor que no se cotiza en el mercado ni puede defenderse sólo con palabras. Más aún, "Rosario, te quiero Pro-vida" debería ser una línea de acción ciudadana que defienda la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural; dentro de esa expresión cargada de amor y esperanza, hay lugar para los no nacidos, pero también para los chicos de la calle y en la calle, para los que duermen a la intemperie o se drogan en una plaza, para las mamás adolescentes —cuyo número aumentó, como lo informara meses atrás La Capital— , para los enfermos de sida, para el pequeño comerciante que abre tembloroso su local temiendo el segundo o cuarto robo, para los abuelos en los geriátricos, para los policías que arriesgan su vida. En fin, larga sería la lista de todos los que deseamos una Rosario Pro-vida y en contra de la muerte en todas sus formas. No creo que una Rosario Provida salga mágicamente de las urnas, menos en tiempo electoral, donde ciertos políticos venden espejitos de colores por televisión o en la peatonal. Una Rosario Pro-vida será una meta y una construcción ciudadana, hecha día a día, de todos los que vivimos en esta hermosa ciudad, de cara al río y al valor no negociable de la vida humana.