En ocasión del cierre del ciclo anual de Ecología, el espacio fue cubierto por el coordinador de la campaña de protección de Océanos de Greenpeace, Milko Schvartzman, quien brindó detalles de las investigaciones llevadas a cabo sobre el mar y océano austral adyacente a Argentina. Mostró imágenes satelitales nocturnas de todo el globo terráqueo y se distinguían nítidamente zonas de gran iluminación (luces de las grandes capitales, Nueva York, Madrid, México, Buenos Aires). Sin embargo, lo más impactante eran grandes luces adyacentes al mar territorial argentino (200 millas) que correspondían a flotas pesqueras piratas, es decir casi más de 300 barcos, en especial de origen chino, coreanos y otros países de Medio Oriente, que se hallaban como abandonados por su apariencia, pero con tripulantes en condiciones esclavas y muchas veces productos de secuestros. Estas naves que no tienen en general puertos que les permitan recalar, son las que depredan todo el mundo ictícola y de aves, en especial se hallan iluminadas porque ello atrae al calamar, presa que buscan por su valor, tirando al mar todo aquello que no les es útil, como desecho aún cuando son peces. Este hecho y la investigación fue denunciado a las Naciones Unidas, asimismo el expositor comentó que trataron el tema con las autoridades argentinas pero las mismas demostraron remisas a actuar arguyendo que el comercio con China y otros países les impedía actuar, en especial por la compra de soja y otros negocios (trenes). Lo grave es que nuestro planeta posee una proporción de agua especialmente de los océanos (70%) y que de las masas de agua precisamente recibimos el oxígeno vital para vivir, como asimismo es la formadora en especial en los polos de nuestra atmósfera y clima, de ahí la importancia de la contaminación de los océanos y mares que nos circundan. Especial atención recibió con muestras fotográficas la “protección” que Uruguay presta a estos buques piratas brindándoles sus puertos y amarraderos, y proveyéndolos de combustible y manutención o asistencia técnica documentados en los puertos de Montevideo. Es loable la investigación realizada, pero es necesario, actuar ante los organismos internacionales (UN, Organización Marítima Internacional OMI) y nacionales, para corregir estas depredaciones y en especial hacer presentaciones ante las autoridades del Uruguay para que cesen en su apoyo a estos verdaderos azotes de nuestros mares y océanos, en definitiva de nuestro hábitat.
Enrique Augusto Zárate
Abogado
Ojalá que cumplan
Leí el pasado 8 de noviembre en La Capital el siguiente título: “El Estado se hace cargo de los trenes de larga distancia”. Según el ministro Florencio Randazzo, el propósito del gobierno nacional es volver a darle un servicio de calidad a todos los argentinos. Afortunadamente, en los últimos años he recorrido varias provincias de nuestro país, donde me ha entristecido observar vías inactivas y oxidadas, estaciones destruidas, señales derribadas y las que continúan de pie sirven para albergar nidos de cotorras. Cuánto material inutilizado, qué desperdicio, qué poco valor para nuestro patrimonio. Privar a los habitantes de este país contar con un medio de transporte cómodo, seguro y económico. Ni hablar de los pueblos fantasmas, tal como Alemania, en Salta, en la ruta de los valles Calchaquíes. Allí sólo quedan diez familias. Siempre que me he encontrado en estas situaciones me ha sido imposible admirar el paisaje e impedir el profundo dolor que me causa lo que se me presenta ante mis ojos. Durante años escuché que los ferrocarriles daban pérdidas, pero también perdimos conectividad entre poblaciones. Ningún gobernante tuvo la visión de activar algunos ramales, no sólo para el traslado de pasajeros sino como trenes turísticos. Como ejemplo cito el ramal que va de Volcán (Jujuy) a la Quebrada de Humahuaca o el que cruza a Chile por Las Cuevas. Hubo intentos, el tren al Uruguay circuló poquísimo tiempo, igual suerte como El Gran Capitán. Días pasados visité la ciudad de La Rioja, allí se notan las huellas del mentor del desastre ferroviario. En las cercanías de la estación, en plena ciudad capital, los rieles fueron arrancados con violencia y crueldad, algunos se resistieron a dejar sus lugares y quedaron al descubierto; otros recibieron sobre sí cemento para hacer una rotonda. Esto también lo he observado en otras provincias donde presumo que la idea es que nunca vuelva a pasar un tren por allí. Cuánta nostalgia. Qué pena para los descendientes de ferroviarios ver cómo se destruyó todo lo que nuestros antepasados construyeron. Confío en las palabras del ministro Randazzo: “Ramal que que arranca no para nunca más”.
Graciela B Botto
DNI 10.496.293
La vigencia del latín
Días atrás leí con mucho agrado en La Capital la noticia de que instalarán en Oroño y Mendoza un monumento en honor a Virgilio. Supongo que se trata de Publio Maro Virgilio, nacido en la antigua Andes, ahora Pietole, pueblito muy cerca de Montava, Italia. Considero acertado y noble este reconocimiento al príncipe de las letras latinas, lengua que dio origen al italiano, al castellano, al francés, al portugués y al rumano. ¿Es el latín una lengua muerta? Absolutamente no. Lo más moderno y actual se denomina con palabras latinas. Audio y vídeo, son oigo y veo; digital es digito (dedo en latín). Sponsor es garante, el que sustenta una iniciativa. Veto significa me opongo, usado en el Senado romano. Plus, hábeas corpus, currículum vitae, alias y muchísimas palabras y frases latinas son de nuestro uso diario. El médico de los ojos no es el ojista, sino el oculista, de oculo (ojo) del latín. En nuestra era de estrechez conceptual y diarrea verbal, el latín nos enseña mucho. Es una lengua hecha de cosas, no de palabras. Elimina todo lo superfluo, incluso los arabescos mentales. Según Cicerón, es una palestra del intelecto que ayuda a pensar, a crear ideas, a rejuvenecer el cerebro en sus funciones. Diríamos un anti Alzheimer. Además enriquece el saber y la personalidad con un patrimonio humanístico. En una era tan avanzada, donde el hombre conquista el espacio y se realizan transplantes de corazón, ¿de qué sirve el latín? Contesto con otra pregunta: ¿Para qué sirven Mozart, Miguel Angel, Shakespeare? En las escuelas el latín era facultativo, pero se eliminó por el bajo porcentaje de estudiantes que lo aceptaba. También la matemática –si fuera optativa – no tendría mayores consensos. ¿Eliminaremos entonces la matemática? Esperemos que no, pues si todas las materias fueran optativas, seguramente sólo las vacaciones quedarían como obligatorias. Cuando una palabra latina entra en nuestro hablar familiar, aceptemosla con alegría, es un antepasado que vuelve entre nosotros con muchas cosas para contarnos. No se pretende que el público ame y hable latín, hay que resignarse. La resignación –dijo alguien– es un suicidio cotidiano y es el único que nos permite sobrevivir dignamente.
Andrés Zanetti
DNI 93.590.399
Agradecimiento a Fundación Benetti
Quiero agradecer al doctor Federico Benetti y a todo su equipo. Soy una paciente a quien hace algún tiempo sorprendió la necesidad de realizarse una esternotomía a causa de un prolapso de válvula mitral. La situación no fue fácil, puedo garantizarlo; sólo con el acompañamiento de cada uno de los integrantes del equipo del doctor y de él en persona hemos logrado el éxito. La intervención tuvo lugar en la Fundación Benetti (Alem 1846). Allí pude experimentar lo loable de su tarea, la pasión por el trabajo cotidiano, el trato familiar. Sólo a modo de ejemplo diré que la noche de la intervención, el doctor Benetti permaneció a mi lado para estar al tanto de mi evolución, sin embargo son muchas las muestras de la atención profesional que recibí. Este es mi humilde homenaje a quien dedica su trabajo diario a salvar vidas. Estaré eternamente agradecida porque gracias a usted, doctor Federico Benetti, logro disfrutar el día de hoy.
María Vueltia
DNI 93.515.449
Homenaje a un gangitano
Un 3 de diciembre de 1893 nacía en Gangi, provincia de Palermo, Sicilia, Francisco Scibona, quien desempeñó diversas funciones en la Biblioteca Argentina “Dr. Juan Alvarez “ de la Municipalidad de Rosario: desde escribiente, auxiliar bibliotecario y hasta director interino en diversas oportunidades. Fue docente en la Escuela de Bibliotecología dependiente del Instituto de Profesiones Técnicas de la Provincia de Santa Fe. Presidió la Asociación de Bibliotecarios Profesionales de la ciudad de Rosario. Fue autor de varias publicaciones relacionadas con aspectos técnicos de la profesión, como también de obras que hacen a la historia de la bibliotecología argentina. Nuestra entidad quiere rendirle un sencillo homenaje a un gangitano que dejó un aporte fundamental a la cultura de nuestra ciudad.
Juan José Mocciaro
DNI 6078149
Presidente de la Asociación Familia Gangitana de Rosario
Catástrofe irreparable
Se acerca un nuevo final de año y con él las celebraciones de Navidad y la llegada del nuevo año. Y es la segunda vez que para dichos acontecimientos los familiares de las 22 personas desaparecidas el 6 de agosto del año pasado en la catástrofe por todos conocida sufrirán la ausencia de sus seres queridos. Peor aún, flota desde hace tiempo la impresión que el resto de los rosarinos nos hemos “olvidado” poco a poco de lo que pasó, de los que se fueron para siempre y de la lucha que mantienen los familiares para que haya justicia y el hecho no quede impune. En cualquier hecho de la existencia humana, lo que importa no es el cuándo, el cómo o el dónde, sino el porqué. Y aún no está claro por qué sucedió lo que sucedió. Es verdad que la vida continúa para todos, pero es necesario que siempre tengamos presente tan triste acontecimiento. Personalmente expresé en una carta que amablemente publicó esta sección de La Capital el año pasado que, pese al espantoso aspecto que presentaban las ruinas de lo que quedó tras la explosión en la calle Salta, estas ruinas, como se ha hecho en otras ciudades para mantener vivo un recuerdo o testimoniar un hecho del pasado, se tendrían que haber apuntalado y mantenido con las arcas del Estado municipal o provincial como testimonio para futuras generaciones de rosarinos. Al permitirse su demolición se borro la identidad del lugar. Si no existieran en el lugar una cruz, flores y los retratos de los 22 fallecidos, nadie podría aseverar que allí se produjo semejante tragedia. Deseo que Dios siga dando fuerzas a los familiares y sobrevivientes para que sus vidas sean dentro de lo posible soportables y que puedan ver un día hecha la justicia que repare en cierta forma lo que en realidad es irreparable.
Miguel A. Decunto
DNI 11.270.762