Un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reveló que la Argentina está entre los países latinoamericanos con mayor deserción en la escuela secundaria. Se ubica en el lugar número 11º en cuanto a la cantidad de jóvenes que egresan de ese nivel educativo. También, indica el informe que sólo el 43 por ciento termina la escuela secundaria a la edad esperada. Desde 2006 en nuestro país es obligatoria la secundaria, sin embargo el abandono escolar sigue siendo un problema que debiera motivar la intervención del Estado, de docentes, autoridades de los establecimientos educativos y padres. La Fundación Cimientos trabaja para que los chicos de bajos recursos terminen la secundaria y tengan más oportunidades en el devenir, realiza un acompañamiento educativo, recibe donaciones para la compra de útiles, libros, vestimenta y hasta para el pasaje en colectivo de los adolescentes. Todo ayuda, pero no alcanza. Es importante sostener a los jóvenes hasta que terminen de sus estudios secundarios y luego asesorarlos, sea en la elección de una carrera de nivel superior o en la inserción laboral. En la Argentina, parece que esto no es advertido. Paradójicamente, y siguiendo con el informe de la Unesco, en los últimos años la matrícula en el nivel medio argentino creció 12,6 por ciento, pero que ingresen más chicos al colegio no significa que permanezcan en él y terminen sus estudios. Este tema, por cierto, preocupa. La escuela posibilita un futuro mejor y otorga una formación integral, que va desde pensar mejor, adquirir conocimientos, aprender hasta aspirar a empleos de óptima calidad, independientemente de la precariedad laboral existente en el país. Da herramientas para contar con mejores posibilidades de crecimiento y desarrollo personal. Nunca olvidemos esto.