América latina y Europa parecen jugar al subibaja: en los últimos quince años predominaron en el Cono Sur experiencias posneoliberales –con sus matices y variantes- mientras en el Viejo Continente socialdemócratas y conservadores se turnaban para desmantelar los resabios del estado de bienestar. Hoy los roles se invierten: Argentina y Brasil encabezan la cruzada pro mercado y en Europa crecen proyectos que impugnan por izquierda y por derecha las políticas de austeridad. Es por eso, afirmó la economista española María Blanco, que desde el campo liberal ven a Latinoamérica "como una esperanza".
La economista, doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, disertó en la sede Rosario de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina donde se realizó se realizó el VI Congreso Internacional "La Escuela Austríaca de Economía en el Siglo XXI".
- ¿Cuál es la vigencia de la Escuela Austríaca para estudiar la economía contemporánea?
- La Escuela Austríaca es una escuela de supervivientes. Nació en Austria en un momento en el que Europa estaba en una situación muy convulsa y tuvieron que emigrar. Desde Estados Unidos se ha irradiado con mayor éxito el pensamiento de la Escuela Austríaca. Su éxito es que es mucho más explicativa que la teoría convencional, la neoclásica, la que se enseña en todas las universidades. Como no utiliza artificios llega más. Es bastante intuitiva. Además permite, no excluye, el elemento humano en ninguna de sus formas, ni tampoco la ética.
- Su libro se llama "Las tribus liberales", ¿Cuáles son los puntos de coincidencia y diferencia entre la Escuela Austríaca y las otras corrientes?
- Cuando hablo de las tribus liberales me refiero a quienes defienden que la libertad individual asociada a la responsabilidad individual debe ser la norma y la brújula que nos guíe. En ese punto coinciden muchas tribus. La Escuela Austriaca está dentro de ese mundo, desde la economía. La diferencia que es mucho más fácilmente asociable a una ética clara. Porque por ejemplo Friedman y la Escuela de Chicago ofrecen recetas económicas que tienden probablemente a una mayor libertad. El ejemplo chileno es maravilloso: a pesar de que había una dictadura militar, las ideas de Chicago tuvieron efecto y la economía fue bien. Comparémoslo con España: además de haber una dictadura militar, las políticas aplicadas por nuestra dictadura fueron peores. Fueron muy intervencionistas, las mismas políticas que está proponiendo Podemos. Curioso, ¿no? Los Chicago Boys pueden hablar de economía y podemos discutir si hay que emitir una cantidad fija de dinero o no. Pero no podemos hablar de la ética que subyace a todos. Y en algunos aspectos es un poquito débil, porque son muy utilitaristas: todo vale para conseguir tal fin. Esa es la principal diferencia.
- ¿Cuáles son las características y preceptos de esa ética?
- Se basa en el concepto de propiedad privada y el respeto a la misma. Esto lleva a depositar la responsabilidad de cada cual sobre sus propios hombros y la idea básica de que no es moral vivir a costa de los demás.
- En los últimos años cobraron notoriedad los planteos del economista Thomas Piketty sobre las desigualdad en la sociedad contemporánea, ¿Cuál es su posición sobre la obra de este autor?
- Como su "padrino" Krugman, Piketty es un mago con muy buen marketing. Como el cantante que lanza un nuevo éxito sin saber cantar pero con el respaldo de una gran discográfica. Será un éxito de ventas pero no canta nada. Piketty está equivocado en sus ideas de fondo. Quienes saben más que yo ya le afearon el manejo de datos, y el "envoltorio" también es inadmisible por manipulador y falso. Pero están Krugman detrás y los medios de comunicación.
- En el caso argentino entre los 80 y comienzos de los 2000 se aplicaron reformas de carácter liberal, de desregulación, apertura de mercados, que terminaron a en una profunda crisis ¿Cuál es su lectura del período y de las políticas que se aplicaron?
- Voy a usar ejemplos de España, pero cualquier argentino puede encontrar la similitud. La primera persona que aplica políticas liberales le pese a quien le pese es Felipe González, la cabeza del Partido Socialista. Luego llego Aznar y él también quería llevar la bandera de "soy liberal". Estos políticos que aplican medidas liberales -sea Felipe González, Menem o quien fuera- a la hora de implementarlas pueden mostrar una serie de medidas pero por debajo de la mesa terminan haciendo otras. Cuando González empieza a privatizar entre comillas, todas las empresas le tocan a sus amigos. Aparece el capitalismo de amiguetes. La privatización otorga privilegios a determinados personajes que han servido al poder. Eso desvirtúa el ideal liberal.
- Uno de los conceptos que trabaja es el de populismo, ¿Cómo ve el cambio de ciclo en América latina y Argentina?
- Como española teniendo en cuenta que los últimos cinco años hemos tenido en la Europa mediterránea la emergencia de partidos políticos de izquierda radical proponiendo cosas muy terribles como el no pago de la deuda, ver como en Argentina desaparecía el gobierno de los Kirchner da la sensación de que algo se mueve. Este cambio por pequeño que a lo mejor se pueda ver -imagino que aquí se ve con muchísima impaciencia por las medidas económicas que es necesario tomar- desde Europa se ve como una esperanza. El populismo no está en el ADN de Latinoamérica, está en el ADN del ser humano. Lo demuestra que hay el mismo populismo en Europa, en Estados Unidos con las opciones que tienen para ser presidente. Tenemos un Donald Trump que es un megapopulista y a Hillary, que es una mafiosa peligrosa. Ante esa zozobra en las democracias occidentales miramos a Latinoamérica como una esperanza. Si es posible cambiar aquí y caminar hacia un sistema un poquito más limpio, quizás podemos recuperar el tiempo perdido.
- En Europa están resurgiendo proyectos que plantean una mayor intervención estatal, ¿Cómo ve el presente y el futuro para los proyectos liberales?
- El único proyecto liberal real que ha existido en Europa tiene nombre y apellido, y se llamaba Margaret Thatcher. Aparte de ella no hay ningún político relevante que defienda un proyecto liberal. Tenemos intervención de ultraizquierda y de ultraderecha, y en el medio los socialdemócratas, que es una intervención en la medida que sea necesario pero intervención al fin. Y cuando hay un susto –guerra en Siria, crisis en Estados Unidos- ya pedimos más intervención. Se está generando una cultura del miedo, como que estamos en constante peligro y necesitamos que la Unión Europea nos saque adelante. Probablemente los bancos españoles habrían sobrevivido, o a lo mejor alguno hubiera quebrado si no hubieran recibido ayuda, pero seguro que habríamos salido más reforzados. Nos dieron la ayuda para salvar los bancos porque lo pedimos como si no hubiera más remedio, y no acabamos de salir. Estamos enganchados en la zona de confort.
- ¿Ve posibilidades a partir del Brexit de que la Unión Europea se disgregue y reaparezcan las monedas nacionales?
- El euro es una moneda diseñada por el poder político. Puede funcionar, como los mecanismos diseñados por los políticos, un corto espacio de tiempo. En el momento en que la dinámica económica desvía la trayectoria de la moneda respecto a las previsiones iniciales, se acaba el mecanismo. Y eso ha sucedido.